El chofer estacionó el coche y Jace Hudson bajó. Se acercó y ayudó a Arianna a salir. No iba con los guardaespaldas, sino en el coche blindado.
La atrajo hacia sí y le susurró: "Siempre llévate el pelo así para mí, cuando estemos solos", y le besó la sien.
"¿Te gusta así?", preguntó Arianna, girándose brevemente para mirar a Jace. Su cabello se arremolina y Jace suelta una suave risita. Le encanta.
"Me encanta", canturreó. Llegaron a la puerta, los guardias de seguridad hicieron una ligera reverencia ante ellos y el mayordomo les abrió la puerta para que entraran.
Pero se encontraron con Richard justo en la puerta. Parecía tenso y su mirada se fijó en Arianna. Durante unos segundos, no dijo nada, solo miró a Arianna.
"Hola, Richard, ¿por qué me miras como si hubieras visto un fantasma?", bromeó Arianna, acercándose a él de puntillas y acunándole el rostro entre los brazos.
"Ojalá fuera un fantasma, Arianna. Habría sabido que nunca podría ser real. Por favor, tenemos que hablar urgente