El olvidado
La expresión de Chase pasó de sorpresa a emoción. Sonrió ampliamente. ¿Rosalinda estaba dispuesta a aceptarlo de nuevo? Era un sueño hecho realidad.
La acercó y la abrazó con afecto. "Gracias, Rosa, gracias", tartamudeó.
Los dos amantes se rieron a carcajadas y Chase le besó la sien. La amaba más ahora, por este paso que ella había dado. Era como si hubiera descubierto el anhelo de su corazón.
De ahora en adelante, valoraría la relación. La amaría como nunca antes. Ella significaría el mundo para él y estarían juntos hasta los confines de la tierra.
Luego dijo: "Tenemos mucho de qué hablar. Pero primero, vamos a almorzar".
Le acarició el pelo, sosteniendo su cabeza contra su pecho con cariño. Las palabras no podían expresar lo emocionado que estaba. Había pensado en un millón de maneras de llegar a ella, y aquí estaba, ante él y lista para enterrar el pasado.
"No, cariño. Tengo que irme. Cenemos en su lugar", declaró Rosalinda, apartándose a regañadientes del agarre de Cha