Rubí escuchó con atención y aseguró al médico que Marcus seguiría todas las indicaciones.
—Deben cambiar los vendajes a diario —añadió el médico—, permitir la circulación del aire y vigilar que no haya signos de infección. Si se forma una costra, retiren la gasa para acelerar la cicatrización.
Rubí se mantuvo de pie, escuchando cada detalle con el ceño fruncido por la preocupación. Marcus, al verla tan concentrada y ansiosa, sintió una calidez inesperada en el pecho.
Cuando el médico terminó de hablar, Rubí se sentó junto a Marcus, mientras Gavin se mantenía discretamente al lado. En ese momento, era evidente que debía ser la señora Maxwell quien mostrara su inquietud y formulara las preguntas pertinentes; Gavin lo comprendía bien y no se sintió desplazado. Por el contrario, le agradaba ver cómo Marcus y Rubí se acercaban.
—¿Ya podemos irnos? ¿Reservamos un vuelo ahora? —preguntó Rubí, sosteniendo la medicina con ambas manos, como si temiera dejarla caer.
Marcus asintió y, con una son