Entonces… si no le había entregado la llave a la familia Smith, ¿a quién se la habría dado?
De pronto, una idea cruzó la mente de Rubí. Recordó el pequeño colgante que Dylan llevaba siempre alrededor del cuello, sujeto con una cuerda roja bellamente tejida. A simple vista parecía algo normal, pero desde la primera vez que conoció a Dylan, él nunca se había separado de ese colgante.
Antes no le había prestado atención, pero ahora… quizá…
La expresión de Rubí se tornó solemne. Mientras sostenía el candado de la caja entre sus manos, cayó en una profunda reflexión. Si aquella caja era tan importante, si realmente contenía pruebas que podían incriminar a Marcus, entonces la madre de Dylan debía de haber sido muy cuidadosa al ocultar la llave. No la dejaría en un lugar obvio.
En ese caso, un colgante en el cuello de un niño tan pequeño no levantaría sospechas.
La teoría tenía sentido. Ni siquiera ella, que convivía con Dylan a diario, había sospechado nunca que aquel colgante pudiera ser a