Unos minutos después, Giselle aparece con una bandeja y se la coloca en frente. Huele delicioso y Max recuerda que no ha comida nada durante la mañana, así que ataca su plato como si no fuese a comer más.
—Buen apetito… es una buena señal.
—Creo que voy a querer más, esto está delicioso.
Giselle se lleva el plato vacío y cuando regresa, trae dos.
—No te emociones, que uno es para mí.
Se sienta a su lado, sube los pies a la cama y comienza a comer, sin quitarle la mirada de encima a Max. Ambos terminan casi al mismo tiempo y ella se lleva los platos sucios de una vez, cuando regresa, le coloca el termómetro a Max otra vez y respira cuando ve que la temperatura ya está en 38°C
—Bueno, yo iré a quitarme el disfraz de ejecutiva, regreso en seguida.
—¿Me vas a vigilar todo el día?
—Sí, porque quiero asegurarme de que esa botella de agua desaparecerá antes del atardecer —lo mira con ojos acusatorios y Max suelta la carcajada—.
Sin pensarlo mucho, Giselle se mete a la ducha, luego se viste r