26 - Una ira irresistible.
DANISHKA.
Soy una pelotuda real. Estar haciendo esto es inaudito, pero necesitaba saber que había pasado de los niños y mis hermanas, y Roman no me ha dado respuestas.
Habían pasado varios días desde aquella en que había recordado algo, y desde entonces, él se ha mantenido algo distante, es por eso que tomé la decisión de escapar de su mansión. Creo que lo he logrado, porque nadie me ha seguido, y ahora estoy metida dentro de un taxi, rumbo al viejo convento o no sé si sigue siéndolo.
Sin embargo, el lugar estaba rodeado por los hombres de Roman, lo sé, porque he reconocido a uno, y eso, me daba una sensación de seguridad como de miedo.
Bajé del taxi y caminé hacia la entrada. El hombre al verme, se sorprende, pero mantengo el rostro inexpresivo y lo señalo con el dedo.
— No te atrevas a llamarlo y sígueme — ordené.
El hombre detuvo sus movimientos, y yo agradecí que mi vos no titubeara en el proceso.
— Señora, el jefe debe saber de su paradero — murmuró el hombre atrás mío —, o me me