Una Madre para Gianna
Una Madre para Gianna
Por: Bella Hayes
Capítulo 1. La trampa más vil

Bianca despertó de su estado de duermevela poco a poco, lo primero que hizo fue llevarse las manos a la cabeza porque le dolía de manera horrorosa.

Su mente registró que no estaba en su cama, entonces recordó que había ido a una fiesta de fin de curso en casa de la mejor amiga de su prima Carmina, seguramente se había quedado a dormir allí, frunció el ceño al no poder recordar nada.

Un segundo después otro hecho la impactó: estaba desnuda y el dolor que sentía entre los muslos le dijo que algo muy malo había pasado. Abrió los ojos confundida y con horror se dio cuenta de que a su lado había un hombre extraño, tan desnudo como ella.

Con pánico se levantó de la cama, la sangre que manchaba sus muslos le dijo que se había acostado con ese hombre. «¡Oh, Dios mío! ¿Qué he hecho? Papá va a matarme» pensó desesperada mientras las lágrimas corrían por sus mejillas. «¿Cómo pude hacer esto?» se recriminó a sí misma.

Trató de recordar si había bebido mucho en la fiesta de la amiga de Carmina, más no podía recordar nada. Su mente estaba en blanco, recogió su ropa y entró al minúsculo baño, se aseó y se secó con una toalla que volvió a mancharse con su sangre, frustrada la echó a la papelera. Se vistió y salió de puntillas.

Pensó que no podría irse sin haber visto la cara del hombre con el que se había acostado, se acercó a la cama, y el rostro más guapo y varonil que había visto en su vida le robó el aliento. Se parecía mucho a Lorenzo Rizzo, pero era un pensamiento absurdo no podía ser él, por supuesto.

El hombre jamás iría a una fiesta de universitarios.

Sus manos temblaban cuando encendió su coche, agradeció que la casa de la mejor amiga de Carmina quedara cerca del campo universitario donde ella vivía en un dormitorio. No se dio cuenta de que por una ventana a oscura Carmina la espiaba. 

Carmina la vio salir y sonrió satisfecha, entró a la habitación donde Lorenzo seguía dormido, se desnudó, untó un poco de sangre artificial entre sus muslos, y se acostó al lado de Lorenzo, encima de la mancha de sangre que dejó su prima. En ese momento solo le quedaba esperar que él se despertara.

Si su plan daba resultado muy pronto se convertiría en la esposa de Lorenzo Rizzo y saldría para siempre de la casa y la tutela de su tío Dante. Con gran satisfacción pensó que al fin había logrado destruir la perfecta vida de la estúpida de su prima Bianca.

***

Lorenzo Rizzo no sabía qué demonios hacía en esa fiesta de graduados universitarios, se había dejado embaucar por Fabricio, su mejor amigo, para que lo acompañara. En ese momento estaba sentado en un sofá del salón frente a Carmina, la mejor amiga de la última conquista de Fabricio y una de las que se graduaba en esa promoción.

Cuando su amigo desapareció escalera arriba con la rubia, él se quedó a solas con Carmina, ella le miró coqueta antes de pasarle una copa de vino. Lorenzo tomó su copa con rapidez pensando en una excusa para marcharse porque la mirada de la mujer lo incomodaba, al terminar su bebida se levantó para despedirse.

―Lo lamento, Carmina, mañana debo ir a trabajar y necesito dormir, me despides de Fabricio, por favor.

―Por supuesto, no te preocupes, déjame acompañarte a la puerta ―respondió Carmina con amabilidad levantándose también.

«Menos mal que no intentó retenerme con alguna excusa ridícula porque esa mujer no me atrae para nada» pensó Lorenzo acostumbrado a verse perseguido por las mujeres.

De repente comenzó a sentirse mareado, como si en vez de haberse bebido una copa de vino se hubiese bebido una botella completa. Sacudió la cabeza intentando sacarse esa fea sensación.

―No sé qué me pasa, me siento extraño.

―Quizás has bebido mucho vino, déjame ayudarte.

Carmina pasó una mano por la cintura del hombre y lo alejó de la puerta de entrada, lo guio a través de la cocina hasta una de las habitaciones del servicio de la casa. Sacó la llave que tenía en el bolsillo, abrió la puerta y entró con él.

En la cama, estaba Bianca, drogada, desnuda y dispuesta para el sacrificio. Con mucho esfuerzo le quitó la ropa a Lorenzo y lo lanzó a la cama.

―Te deseo, Lorenzo, puedes tomarme todas las veces que quieras, me gusta el sexo rudo ―dijo Carmina al oído de Lorenzo con una sonrisa diabólica.

Después de eso, salió de la habitación y cerró la puerta. Era hora de terminar la fiesta y pedirles a todos que se fueran, Su amiga ya tenía a su hombre y su plan estaba en marcha, ya no los necesitaba.

Lorenzo sintió la tibieza del cuerpo femenino y se giró hacia la chica, su instinto se despertó, ella lo deseaba y le gustaba jugar rudo por lo que no le hizo caso al tímido no que salió de su boca, inmovilizó sus manos y se subió encima de ella para besarla con deseo.

 Bianca trató de empujarlo, pero sus movimientos eran torpes, no sabía que estaba pasando. ¿Era una pesadilla? Debía serlo, desde lo sucedido con su vecino las tenía en ocasiones.

El dolor que sintió entre sus piernas hizo que arquera su cuerpo para tratar de sacárselo de encima, quería gritar, pero de su boca solo salían gemidos que el hombre confundió con deseo. Unos minutos después todo terminó.

Lorenzo se durmió profundamente, sin darse cuenta de lo que había hecho.

Despertó un par de horas después para encontrase en una cama desnudo y al lado de Carmina, la sintió moverse por lo que miró su rostro para ver si estaba despierta, quería largarse de allí lo más rápido posible.

Carmina se restregó los ojos, fingiendo que acaba de despertarse, se había hecho la dormida cuando sintió que Lorenzo despertaba, cuando sintió que el la miraba abrió los ojos y fingió sorpresa.

―¡Oh! Por Dios ¿Qué me has hecho? Mi tío va a matarme cuando se entere ―dijo con pánico en la mirada antes de romper a llorar ―¿Acaso me emborrachaste para llevarme a la cama? ―preguntó entre llantos desesperados.

Lorenzo miró sus muslos manchados de sangre y la sábana sucia y pensó «¡Oh, por Dios! ¿Qué he hecho?» Con expresión resignada le dijo:

―No te preocupes, Carmina, soy un hombre de honor, nos casaremos de inmediato.

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