GABRIEL SILVA
Nunca nos damos cuenta de las repercusiones de nuestras acciones, menos como empresarios. Vemos los accidentes como si nuestros compradores fueran hormigas, pequeños y sin mucha importancia, o así solía ver al mundo cuando lo único que quería era ser poderoso.
La vida me estaba dando una dura lección, de todos los que pudieron resultar afectados por mi negligencia, fue justamente Isabella quien se llevó la peor parte, la mujer a la que amo con devoción. Era complicado cuando no había mucho que hacer. Tenía poder, tenía dinero y éxito, pero no sabía cómo ayudarla. Daría todo por ella, pero no era suficiente, nada de lo que tenía en mis manos servía.
—¿Puedo donar mi pulmón? &m