ISABELLA RODRÍGUEZ
Se me desgranó el corazón al sentir el calor de mi bebé contra mi pecho. No sabía cómo es que había llegado aquí, lo único que me importaba era que lo volvía a tener conmigo. Lo llené de besos y caricias mientras sentía su llanto. Algo me decía que no solo era por la emoción de volverme a ver.
—¿Isabella? —preguntó mi madre acercándose presurosa para recibir a Javier con alegría—. Me alegra tanto que nuestro patito esté de vuelta. ¡Vamos! Te tengo que presentar a alguien muy importante.
Cuando giró sobre sus talones, señalándome la dirección en la que iríamos, me congelé. Gabriel nos esperaba, portando ese traje que le hac&