Muy hermoso se encontraba todo este lugar, en el medio había una gran claraboya de la que ingresaba luz natural y a lo lejos pudo notar a varios trabajadores vestidos con overoles blancos que se encontraban impecables, salió por la puerta principal de la casa sentándose en una plaza construida en toda la entrada, con pinos naturales y otros arbustos a los que le daban una forma redondeada. La luna estaba menguante y las estrellas se observaban cercanas como si con las manos pudiera tocarlas.
—Te vez preciosa —Escuchó la voz de Harry a lo lejos.
Al volverse él también se encontraba muy elegante, con un traje azul marino que combinaba a la perfección con sus profundos ojos. Ambos sonrieron bajo la tenue luz del cuerpo celeste, caminando en la misma dirección y encontrándose en todo el medio.
—Deberíamos ir a alguna parte —Sugirió el hombre impactado con la belleza de la joven.
—¿Y si nos quedamos aquí disfrutando de esto? —Propuso ella de forma sencilla
La dama lograba sorprenderlo, tan