— Entiendo – Lea apretó los dientes y bajó la cabeza.
Debajo de la manga larga de su vestido, las uñas se encajaban en sus manos, haciéndose sangre de la ira contenida y las ganas de matar.
En sitios ocultos, sus escamas comenzaban a salir.
— Entonces retírate a descansar y llévate lo que trajis