Me había quedado dormida en el regazo de Andrew. Y ahora era la mañana de Navidad.
Me desperté con el olor de los panqueques y el ruido de las ollas y sartenes que suenan juntas.
-Mierda -lo escuché gritar haciendo que una sonrisa se extendiera en mi cara mientras estaba acostada en la cama. Unos minutos más tarde, Andrew entró con una bandeja llena de desayuno y una taza de chocolate caliente. Fingí estar dormida para no arruinar la sorpresa del desayuno que me había hecho.
-Joder -se susurró a sí mismo, caminando por la habitación. Creo que se golpeó el dedo del pie de la cama mientras caminaba para despertarme.
-Oye -Andrew me sacudió suavemente. Gemí en respuesta-. Hice