Levanté la cabeza del frío suelo de hormigón, al menos hoy puedo ir a la escuela.
Raúl me abrió la puerta del sótano.
-No debería castigarla así -le atacó Stefano a Raúl.
-No puedo hacer nada al respecto -respondió Raúl desafiándolo.
-¿Qué tal si dejas la puerta abierta para que ella pueda subir a su habitación y volver a escabullirse por la mañana, tonto pedazo de mierda? -Stefano empujó a Raúl, tratando de obligarlo a alejarse de su camino.
-¡No puedo! -Raúl gruñó.
-Está bien Stefano -me froté los ojos, l