Ted volvió a tocarme la mejilla y me secó las lágrimas con los dedos. Sonrió y dijo: "Vale, Liana, las cosas no volverán a ser así. No te preocupes. Yo te protegeré".
Al final, mis emociones se calmaron un poco. Cuando vi a Ted, en realidad me sentí indescriptiblemente incómoda. Debido a la conexión