Ammy miraba a Omar con una expresión determinada, sus ojos reflejando la ambición que la impulsaba. Sentados en la amplia sala de estar de su mansión, el ambiente era tenso, cargado de planes y secretos.
—Omar, he estado considerando una nueva inversión —dijo Ammy, rompiendo el silencio—. Hay una empresa que está en crisis, y creo que es una oportunidad perfecta para nosotros. Podríamos incluso convertirnos en los dueños si jugamos bien nuestras cartas.
Omar levantó la vista de los documentos que estaba revisando y la miró con curiosidad. A pesar de las cicatrices que adornaban su rostro, sus ojos seguían siendo intensos y penetrantes.
—¿De qué empresa estamos hablando? —preguntó con voz medida.
Ammy deslizó un folleto sobre la mesa hacia él. Omar lo tomó y leyó el nombre en la portada: "Empresas Montenegro". Su corazón dio un vuelco. Recordaba haber escuchado ese nombre antes, en conversaciones furtivas y en los susurros del pasado que a veces lo acechaban en sus sueños.
—Empresas Mo