Capítulo 7: Un paso para navidad

Estaba sentada en el comedor de mi departamento y comencé a mirar alrededor, había pasado ya algunos días desde que había llegado mojada al oficina y Camila había accedido a secarme por así decir con una toalla que traía consigo el perfume de ella, el perfume que me remitía al atardecer. Tenía la mente tan pérdida que me fue inevitable detener cualquier acción que estaba teniendo ella en ese momento.

Me detengo un instante a mirar todo alrededor, cada detalle de mi lugar, el lugar que adquirí hace algunos años y que al final no cambio mucho, lo había amueblado con colores oscuros y bastantes fríos, lleve lo que era mis pensamientos hacia la realidad, transmite eso a mi alrededor e incluso a cualquiera que llegue a pisarlo, así que no es más que colores oscuros y una gran variedad de grises, negros y marrones rodeándome diariamente.

Paso un momento mis manos por mi cabello oscuro y trato de poder ordenar lo que realmente quiero pensar o por lo menos hacer. Camila me había propuesto pasar la navidad aquí, un lugar excesivamente deprimente, yo estoy consciente de ello y no es que me desagrade, simplemente no la quiero hacer sentir incomoda, ella vive de un mundo diferentes y encontrarse con esto imagino que la debe sacar un poco de su zona de confort. Aún no he aceptado la propuesta, ella no ha insistido, básicamente ha llegado hacer una persona bastante paciente en cuanto a mí, no puedo hablar por los demás, aunque nunca la he visto actuar de una forma pasiva agresiva o algo por el estilo, tampoco es como si me la pase caminando por los pasillos de la empresa, muy a pesar salgo solo para ir a mi auto e irme a casa, desde que me dieron mi propia oficina ese ha sido mi dual, no me molesta en lo absoluto tratar de comunicarme con alguien más que con el jefe y ahora con la de la guardería canina y como olvidar a Camila.

Camino hacia mi oficina y creo que lo primero que debo hacer y sería lo más sensato es quitar la soga. No me incomoda a la final tenerla allí, sé que en algún momento si la usare pero no quiero arrastrar a mi pena a otra persona, esa otra persona es Camila, ni tampoco asustarla, no es como que ella abra de nuevo la puerta y la vea aun allí colgada, como si lo que ella vivió no fuera suficiente, leyó una carta de despedida y la soga a la altura de un suicidio, no creo que algo pueda ser peor a eso.

Rocky sigue mis pasos y se detiene a mirarme ladeando su cabecita cuando me subo a la silla, estoy a solo centímetros de se meter mi cabeza y ese instinto de que lo debo hacer me invade, tomo una respiración bastante suave y meto mi cabeza, siento la soga en mi garganta cuando la apretó un poco más a un punto que quizás levemente pueda sentirla realmente cerrar mi respiración.

El material es algo grueso, cierro mis ojos y me dejo llevar por el momento. No creo que sea el momento adecuado para hacerlo, no aun, quizás antes lo fue y todo se terminó posponiendo, pero ahora no creo que lo sea por el momento. Abro mis ojos y aflojo la cuerda para sacarla de mi cuello, bajo mi mirada y Rocky esta echado a las patas de las sillas con su cabecita entre sus patitas. Alzo mis brazos y empiezo a desatar la cuerda del techo. No tengo apuros, se supone es fin de semana y tanto hoy como mañana tengo libre, así que voy bien de horarios y los tiempos están bastantes justos.

Me bajo de la silla, enrollo la cuerda y lo guardo en uno de mis cajones. Arreglo la silla y tomo a Rocky en mis brazos para darle un beso en sus patitas, ha estado aullando y ha estado creciendo rápidamente, creo que eso ocurre constante en los perros durante su primer año. Falta una semana para que sea navidad y realmente estoy pensando poder aceptar que Camila venga a mi hogar, poder abrirle la puerta aunque sea por ese día.

¿Como se podrá sentir ella? No lo sé, mi casa es lo opuesto a lo que ella puede creer que es la navidad, sé que está dispuesta a ir paso por paso a lo que sea que yo quiera, no la veo como una persona que me obligue hacer algo que no me haga sentir cómoda o por lo menos me haga llorar y por lo menos considero que es por ello que su decisión se basa en hacerlo aquí para que no termine llorando como lo hice en su casa rodeada de mil cosas navideñas.

No me puedo arrepentir que ese día saliera corriendo, los recuerdos me suben a la mente y nadie me detiene, ni yo puedo lograr detener esos pensamientos, es sofocante pero es mi dial y quizás yo si me termine acostumbrando a vivir con ello.

Le coloco la correa a Rocky y creo que es un buen momento para salir a caminar o dar un paseo junto a el, salgo con un emocionado cachorro, bajamos por las escaleras porque Rocky tiene miedo a los ascensores y luego nos topamos con el ligero frio de diciembre. Estamos ya casi en las fechas y es por ello que prefiero no salir de casa, ver todo tan adornado me hace sentir el Grinch, no es algo que me moleste, él tiene sus razones para odiar la navidad y por mi parte también la tengo, quizás tenemos eso en común, hasta el color de mis ojos lo remiten a él.

Pero a diferencia del antes y él ahora es que Rocky si quiere salir y pasear, él no debe aguantarse solo por mi egoísmo a evitar lo que causa mi mayor dolor.

Paso por una tienda de mascotas y decido que estaría bien comprarle algo a Rocky, para variar cabe acotar que no soy una persona pobre o de escasos recursos ahora, poco a poco fui ganando respeto y con ello aún más dinero del que cualquiera puede creer. Mis tarjetas tienen dinero hasta más no poder porque prácticamente no lo uso ¿En quien lo usaría? ¿En mí? Bah que idiotez, si en lo único que lo puedo usar seria para comprar antidepresivos, algo a lo que le tengo miedo, no quiero terminar como una adicta a esas pastillas es por ello que prefiero dejar ese dinero intacto y usarlo cuando algo es respectivamente necesario, como Rocky.

Entro y veo como está decorado de muchas cosas de navidad, inevitablemente me da un escalofrío pero sigo adelante en la tienda.

-Buenas tardes ¿En que puedo ayudar?- dice una chica con una sonrisa que no cabe en su rostro, lleva un gorro de santa y un montón de cosas más encima de ella, mis ojos lloran de tanto color alrededor, tomo una respiración y con mi característica cara de pocos amigos decido hablar.

-Busco algo para Rocky- suelto solo aquello, considero que la mujer entiende mi forma de ser porque no está de insistente en absolutamente nada, solo me acerca algunas cosas para el.

-Tenemos unos moñitos para el, así como el que usa ¿Le gustaría verlo?- pregunta, asiento en su dirección. Saca unos con unos bastones de caramelos, algunos con santas, otros verdes con rojo y blanco y luego unos de Rodolfo el reno.

Tomo uno de cada uno y se los acerco a Rocky, bueno creo que si alguno le gustaría él lo debería elegir ¿No? La mujer me ve con una sonrisa cuando voy acercando uno a uno a mi perro y el muerde dos tipos. Le doy una caricia por ser un chico tan inteligente.

-Estos- apunto al de Rodolfo el reno y el de bastones de caramelos. Me acerco y le compro otra correa color roja. -Tendrá no sé...- miro alrededor -Un gorrito- murmuro lo más bajo posible como si hablar de eso me diera vergüenza, aunque creo que sí.

La mujer me dedica otra sonrisa y saca algunos modelos, obviamente estaba uno de santa, me encojo de hombro y elijo ese, al igual que dos chaquetitas para el frio.

-Son 600 dólares- dice la mujer sacando la cuenta.

-Necesito comida y algunas vitaminas para el- comento mirándola interrogante, ella asiente aún más y saca algunas cosas.

Sé que la cuenta aumenta, pero no me interesa - Son 756 dólares- asiento y saco mi tarjeta, veo a la chica guardar todo en bolsas y al final me da todo cuando he pagado la cuenta -Que tengan una feliz navidad- aquello causo que sintiera una corriente por toda mi columna vertebral, le doy asentimiento y salgo de la tienda tratando de dejar todo a mi paso.

Me agacho y le doy una galleta a Rocky que la acepta gustosa, estoy caminando aun con lo que llevo encima y paso por una tienda de cosas navideñas, miro y giro la cabeza pero vuelvo a mirar hacia el mismo lugar. Decido que no se si estaría bien aquello y sigo mi camino hasta que me detengo en seco cuando paso por una tienda de pinturas.

Mi respiración es desigual cuando me doy cuenta que realmente quiero hacer esto, no por mí, sino que quiero hacer sentir agradable a Camila, si es por mi todo lo oscuro seria siendo mi lugar seguro, mi escape, mi guarida pero ¿Acaso ella merece eso? Dejo eso en el tintineo.

Entro al lugar y unos señores me reciben, veo a otros dos chicos atendiendo a unas personas así que me decido acercarme al mostrador para ver quien me atiende primero.

-Buenas tardes joven ¿Que puedo ofrecerle?- dice el hombre adulto, tiene una barba y es blanca. Agito mi cabeza y asiento.

-Quiero pintar mi departamento- aquello sonó estúpido pero igual lo dije qué más da.

-Estas llegando al lugar indicado- dice con una sonrisa, claro que sí, amigo, claro que sí.

-Nunca lo he pintado, no me gustan los colores- murmuro, el me mira con intriga y la mujer se acerca a nosotros en busca de saber de qué trata la conversación.

-¿Ocurre algo?- pregunta con una sonrisa ¿Acaso la gente no se cansa de reírse? Eso le debe cansar las mejillas o hasta causar entumecimiento, quizás llegue adolorida a sus casas después de todo. Marketing.

-Quiere comprar una pintura para pintar su departamento pero nunca lo ha pintado- le contesta el hombre, ambos asienten como entendiendo el problema.

-¿Y de qué color lo tienes ahora?- pregunta la señora.

-Gris- respondo sin ninguna emoción. Ambos vuelven asentir.

-¿Qué tal si inicias con un color melocotón?- pegunta ella sacando la guía de colores.

-Es bonito- murmuro mirando los colores en la carta que ellos habían colocado delante de mí.

-¿Qué opinas?- pregunta, sonara estúpido y me siento estúpida, soy una arquitecta, sé que colores pueden servir pero aun así, cuando se trata de mí, pensar yo sola no soy buena opción cuando se trata de mi departamento el que lo requiere o el que está en juego.

-Me gustaría llevar ese y blanco- digo pensando en la decoración con blanco que puedo hacer.

-¿Cuanto piensas llevar?- pregunta el señor. Miro mis manos y pienso que será un largo paseo a casa y más si a Rocky no le gusta subir las escaleras.

-Quiero un cuñete y un galón de blanco- dije sin pensarlo mucho. Ambos asintieron anotando mi pedido.

-Sería un total de 321 dólares- sacó la cuenta la señora, asentí y pague. -Creo que estas algo atareada ¿Puede alguien acompañarte y ayudarte?- dice mirando las bolsas con las cosas de Rocky, quiero negarme y decirle que no, que yo puedo, que no necesito su ayuda, pero sé que si lo necesito. Por lo menos si quiero llegar con los brazos completos.

-Si- murmuro, la mujer me dedica una sonrisa.

Ahora voy con una chica al lado mío cargando las cosas de Rocky y llevando a Rocky de la correa mientras yo cargo todas esas pinturas.

-¿Te gusta la navidad?- pregunta ella ¿Era necesario hablar? Es mas ¿Era necesario hablar exactamente de eso? No, no lo era.

-No- respondo, creo que entendió y simplemente vi cómo se le formaba una sonrisa pero no hablo el resto del camino, incluso cuando le sugerí tomar las escaleras. -Gracias- dije mirando a la chica dejar todo en la puerta de mi departamento.

-Tenga feliz navidad- paso su mano por mi hombro dando un apretón y bajo de nuevo las escaleras, la gente es muy abusiva.

Ahora con todo en casa me dispuse hacer lo que había pensado. Abrí el envase de la pintura y comencé a moverlo, separe todo de las paredes e inicie a pintar poco a poco. El color gris iba desapareciendo e iba siendo reemplazado por el melocotón, luego de una hora había terminado una pared, me aleje y realmente había quedado bastante bien para ser la primera vez que me había decidido a pintar este afable lugar oscuro.

El resto de la tarde y parte de la noche la pase pintando, había pedido comida a domicilio y termine durmiendo en el suelo del cansancio.

Desperté sintiendo lamidas de Rocky en mi rostro, me senté en el suelo en medio de la sala y pude ver como había pintado todo, me faltaba solo una pared pero al final el color ayudaba a ver todo muy diferente, sentía que mi casa ahora tenía vida, no sabía cómo había terminado haciendo esto, pero creo que tenía un grado de felicidad en mi ser.

El resto del domingo lo pase terminando de pintar y haciendo una franja de color blanco en todo el centro. Al final de la tarde estaba bastante complacida con el resultado y comencé a ordenar todo para terminar de limpiar, quizás es bueno cuando realizar alguna actividad.

Me doy una ducha y me dispongo acostarme, Rocky se sube a la cama y nos quedamos dormidos inmediatamente.

El sonido del despertador comienza a escucharse en mis sueños, lo golpeo y así inicia de nuevo mi día, tengo pensado hablar con Camila hoy.

Hago todo lo que debo hacer antes de salir de casa y subir mi auto, coloco música suave  todo el recorrido mientras Rocky mira por la ventana. Luego lo dejo en la guardería canina dándole una leve sonrisa a la chica que lo carga alegremente y me dispongo a tomar al ascensor pero antes que se cierre una mano lo detiene.

-Buenos días- dice la chica a mi lado, noto el tono de gracia y luego deja un beso en mi mejilla.

-Buenos días, Camila- le respondo con una sonrisa, salimos y vamos de camino hacia nuestras oficinas y cuando ella está por entrar decido llamarla -Camila- murmuro mirando hacia otro lado que no sea ella.

-Dime, Laur- responde mientras paso su mano por el dorso de la mía.

-Si me gustaría que vengas este jueves a mi casa a pasar navidad- digo un poco rápido y atareada, siento su mano girar mi rostro, veo su sonrisa formándose y dejando un beso en mi mejilla antes de separarse.

-Me haces la persona más feliz del mundo- dice aquello antes de perderse en su oficina.

Entro a la mía y pego mi espalda a la puerta luego de cerrarla, siento mis pulmones como si estuvieran por salirse de la presión que había sentido, la agitación es más grande de lo que pienso.

-Debo comprarle un regalo- murmuro.

Al día siguiente…

Se supone que debo regalarle algo a Camila ¿Pero que puede ser? tengo años que no me dedico a regalar algo que realmente valga la pena. Recuerdo que el ultimo regalo que logre dar fue a mi madre, era un hermoso cuadro que tanto había querido ¿Porque? No lo sé, decía que de solo verle le causaba paz y tranquilidad, le creí inmediatamente cuando lo vi admirarlo con fascinación.

Pero ahora que recuerdo era un atardecer en el mar, quizás teníamos más cosas en común de lo que pueda pensar, quizás herede de ella ese sentir del sol bajando dejando reflejar aquellas hermosas tonalidades, ver como se degradan hasta llegar a su punto máximo y declinar a la noche, mi madre y yo teníamos una conexión un poco más cercana.

Quisiera ser un atardecer y ser yo quien me cause mi propia paz, pero ese no era el caso ni mucho menos la circunstancias, lo que pasa ahora es que estoy descubriendo quien es mi polo a tierra, no es que me alegre, solamente pensé que pasaría toda mi vida sola y aislada de las personas. O por lo menos ahora con Rocky, mas sin embargo descubrí que a Rocky le encanta pasar el tiempo con Camila, disfruta la atención que recibe y las largas horas de mimos que le ofrece.

¿Me los daría a mí si llegara a pedírselo? Seguramente no, sería extraño, más de lo que se puede escuchar al pronunciarse en mis labios y eso que simplemente lo estoy pensando, es una locura.

Me giro en mi silla para dar directo a mi ventanal ¿Tendrá Camila una vista como esta? Asumo que no, es una lástima porque mirar esta maravilla aumenta las energías, aunque puedo decir que ella misma sube su propia energía, ya me entienden, siempre parece estar de ánimo para todo y todos, lo inverso.

Veo caer el día y recuerdo cual fue el inicio de esta conversación de absoluta importancia ya que solo faltarían tres días contando desde mañana para tener a Camila en mi casa ¿Le gustaría a ella el color de las paredes? Porque pasar de gris a melocotón con blanco es un avance ¿No? Porque desde mi perspectiva si lo es, es un avance inmenso que nunca pensé dar, hasta ahora, quizás muy dentro de mí lo hubiera hecho, pero sin motivación para que arriesgarme hacer cambios en mi vida.

Además ¿Porque cada pensamiento me remite a Camila? Lo más sensato sería sacarla de mi vida, pero ahora estoy aquí sentada mirando al atardecer pensando en que le puedo regalar y además asumiendo que pinte el departamento oscuro que tenía solamente para hacerla sentir cómoda, cálida y a gusto en él.

Aunque ahora que lo pienso, no está decorada ¿Estaría dispuesta ella a pasar un tarde acompañando a decorarla? ¿Lo haría? Puede que sí, puede que no, aun así tengo miedo de preguntar y que me diga no tengo tiempo o si y luego no sepa cómo actuar junto a ella en una tienda y a la final me haga elegir cosas de las cuales tengo poca experiencia y la única que poseo la detesto, no me agrada la navidad pero estoy haciendo mi mayor esfuerzo por no ser una jodida idiota que la haría sentirse en un lugar desolado, pero el solo hecho de rodearme de tanto color me hace crear un nudo.

Pero no estaría mal intentarlo, se supone que mañana martes tenemos trabajo pero libramos lo que vendría a ser el miércoles antes del 24 que sería el jueves y luego los días restantes hasta el inicio de año. Aunque pensándolo bien puede que quías las cosas cambien este año a causa de las grandes maquetas que estamos por entregar en los primeros días del año. Solo queda esperar.

Ahora que lo pienso es mucho tiempo para estar sola, estar sola. Se ha vuelto una palabra grande y por consiguiente dolorosa ¿Poder soportar decorar y luego mirar eso cada mañana hasta quitarlo? Puede que no lo sepa aun hasta que lo viva.

Pero a lo que iba ¿Que se le puede regalar a Camila?

Un suéter, es muy común.

Medias, una estupidez.

Un ipod, puede que ya lo tenga.

¿Porque soy tan nula en todo esto? No lo sé, será porque simplemente ella tiene suficiente dinero también para permitirse lo que desee y por consiguiente me vería estúpida dándole algo que ella ya ha gastado en él.

Lo único que puede salvar mi día es entrar a una de esas tiendas y preguntar que le puede gustar a una chica y quizás con sus datos remitir a lo que le puede gustar a Camila, no importa lo que cueste ni por ende lo que sea.

Tomo mis cosas y camino hacia la guardería en donde tienen a Rocky, cuando me ve comienza a saltar efusivamente hasta que lo alzo, le doy un beso y caminamos hacia el auto dándole un sinfín de cariños por haberlo extrañado.

-Rocky ¿Que le podemos regalar a Camila?- le pregunto en mi estado de locura, creo que es el único que me entiende ya que ha pasado bastante tiempo conmigo, ya sea un buen tiempo o un mal tiempo.

Me detengo en una tienda, no creo entrar a un centro comercial porque no estoy dispuesta a dejar a Rocky en el auto solo porque un montón de gente imbécil no me deje pasarlo, él es una pieza fundamental en la elección, si le gusta a Rocky tanto como a mí, es un hecho rotundo el regalo, ¡He dicho!

Veo que no solo esta esa, sino varias en la misma calle, siento satisfacción de que podre llevar al chico a todos lados.

-Buenas tardes ¿Que desea?- pregunta una chica ¿Acaso en estos lugares solo deben atender mujeres? Es que solo que paso veo a chicas atendiendo.

-Buenas, busco un regalo para una mujer- digo un poco atareada, la veo sonreír y camino detrás de ella, es lo que me queda hacer después de todo.

-¿Algo en específico o solo quiere opciones?- pregunta sin girar a mirarme.

-La segundo- respondo corto y conciso, asiente.

- Entiendo pero ¿Que le puede gustar? ¿Maquillajes? ¿Ropa? ¿Libros? ¿Electrónicos?- ella ahora está girándose a encararme y yo solo estoy mirando por encima de ella a ver que puedo encontrar aun sin su ayuda.

Ahora que me doy cuenta es una tienda muy grande y espaciosa, aquí pueden vivir varias familias si solo lo derrumbaran, puede que sea hasta muy alta ¿Dos edificios pueden entrar? Yo creo que sí, con grandes ventanales y sus respectivos dos cuartos, seria hermoso. Me pierdo divagando.

-¡Hey!- me llama la chica agitando la mano sacándome de mi mundo.

-Leer y ropa- murmuro mirando hacia el lugar de los libros -¿Como es que también tienen libros aquí?- pregunto caminando detrás de ella.

-Multifuncionalidad- se encoge de hombros.

Pasan algunas horas mientras recorro toda la tienda y tomo lo que asumo le puede gustar a Camila, asumo porque es incierto, no es como si en algún momento hemos pasado hablando sobre sus gusto que ahora que lo pienso nunca lo hemos hablado, es mas ¿Hemos tenido una conversación sanamente decente? No, nunca.

Camino a casa pensando ahora en cómo le pediré que mañana me acompañe a comprar unas cosas para mi hogar, cosas que tanto a ella como a mí nos agraden, asumiendo que a mi casi no me agrada nada. Entro a mi departamento y casualmente se siente más cálido de lo que pensé que sería, imagine que no me acostumbraría pero ahora que lo pienso se ve muy bonito.

Decido preparar un sándwich sencillo, lo como antes de bañarme y perderme en un sueño profundo.

Siento el despertador y mi golpe por inercia llega a dar con él.

"Cosas buenas están por llegar" escucho la voz de mi padre, me levanto con esa frase en mi cabeza e inicia mi día.

No decido tomar el desayuno para darme el gusto de poder comprarlo, prácticamente nunca pasa eso. El viaje en auto estuvo tranquilo, decido parar en un puesto de comida y pedir tanto para mí como para Camila.

Entro a la empresa y antes de entrar a mi oficina decido tocar la puerta de mi compañera -Toc Toc...-

-¿Quién es?- no tarde en escuchar su voz, ni tarde en empezar a sudar mis manos, aquella frase que me saco de mis casillas.

-Lau...- mis palabras se quedaron a medias cuando ella abrió la puerta con una sonrisa, su mano aún estaba apoyada en el pomo y mostraba casi todo el cuerpo y parte de la oficina.

-Hola, Lauren- dijo antes de acercarse y darme un beso en mi mejilla.

-Hola, Camila- murmure sintiendo como mis mejillas se les subía el rojo. -Te traje el desayuno- alce la bolsa y su sonrisa se ensancho más.

-Perfecto- la tomo -No pude tomar el desayuno esta mañana, se me hizo tarde- se encogió de hombros -Pero...- me la devolvió -Me gustaría desayunar contigo ¿Tu oficina o la mía?- propuso alzando su ceja sin quitar su mirada.

-La que desees- respondí aun sintiendo húmedas mis manos.

-La tuya me gusta, será allá entonces- asentí.

-Sabes yo…- no sabía cómo iniciar aquella charla o pregunta -Quisiera saber si ¿Me quieres acompañar mañana a comprar algunas cosas de navidad?- solté sin más.

Sus ojos se iluminaron pero no dijo lo que pensé que sus ojos dirían -No tienes que hacer algo que no quieras- espere esa respuesta.

-Quiero, pero me gustaría que tu estuvieras conmigo- confesé mostrando quizás una parte que nunca había mostrado a alguien.

-Me encantaría pasar el día contigo mañana- me respondió sonriendo -Es como un premio doble, porque estaré contigo más tiempo de lo que pensé- y con aquella confesión mi día mejoro un poco más.

Capítulos gratis disponibles en la App >

Capítulos relacionados

Último capítulo