Brock
Odio estar encerrado en el castillo como una bestia salvaje, siento que lo único que observo son piedras, piedras, paredes de piedras, puertas y muy pocas ventanas.
Así que de vez en cuando me escapaba al bosque, tenía que caminar un largo trecho, de ida y de vuelta, pero yo era mucho más feliz y Areta también. Incluso a veces nos llevábamos al molesto zorro de la Duquesa y él… bueno, era menos desagradable en cuanto más lo veía.
Su pelaje ya empezaba a colorearse como definitivamente iba a ser, era un animal que se iba haciendo más bonito y ella lo adoraba. Areta lo protegía y solía esperar a que yo lo trajese conmigo.
El castillo me sofocaba, pero también había otras razones para que yo cada vez intentara salir de aquí. Una en especial que no podía dejar de lado, hacerme el ciego como venía haciendo. Cada vez era más difícil. Por supuesto que era ella. Sentía tantas cosas cuando la veía en el castillo que podría jurar que si pensaba en enumerarlas nunca iba a terminar.