Claro que le creyó, porque no iba a creerla… Seguramente Monna se confundió. Hace unas semanas ella era una de ellas, si se negaba a ir a verlas sería como despreciarlas. Ella no era así, sabía que su estancia en la gran mansión Savater era temporal y que tarde o temprano volvería al sitio que le correspondía. – Se perfectamente cuál es mi lugar – Terminó su explicación con seguridad. –
-¿Un asqueroso club de carretera? ¿Ese es tu lugar? ¿Quieres volver a lo mismo? ¿Es esa tu intención? – Replicó rabiosamente Daniel entendiendo mal la expresión anterior de la muchacha.
-No…, claro que no – se defendió con vehemencia Débora –. ¿Por qué siempre piensas lo peor de mí?
-¿Y qué quieres que piense? Es lo único que puedo pensar. A no ser que tengas un cómplice no tienes a donde ir ni tampoco medios…- no pudo continuar porque ella lo interrumpió dolid
Se defendió explicando que estaba estudiando fuerte para aprovechar la oportunidad que le había dado. Cuando se marchara sería una mujer prep