Cada vez estaba más convencido de la necesidad de mantenerla a su lado, dos motivos de peso se lo exigían: el primero protegerse y proteger a su familia, y, en segundo lugar, ante la improbable posibilidad de que la historia de la joven fuera verdad le remordería la conciencia haberla abandonado a su suerte. No era ningún estúpido y sabía con toda certeza que por mucho que dijera lo contrario, una joven sin papeles y evidentemente con pocos estudios no tenía muchas posibilidades de trabajar en su país en otra cosa que no fuera el negocio del sexo. Se jugaba un dólar que pronto volvería a caer en las manos de algún indeseable y tarde o temprano regresaría a lo mismo.
Interiormente la muchacha le recordaba a su hermana, era incluso más joven que ella, una hermana que lo había tenido todo en la vida y que vivía estupendamente en un lujoso apartamento mientras estudiaba en una de las mejores universidades del país. El si iba con prostitutas…, si no las hubiera las necesitaría… pocas logr