Despierto antes de abrir los ojos. Los mantengo cerrados hasta cuando la claridad me ciega por encima de los párpados y me taladra el cerebro.
No fue buena idea dejarme llevar anoche... no fue buena idea mezclar alcohol y drogas y definitivamente no va a volver a repetirse. Jamás. Este es mi castigo por mi comportamiento: un dolor horroroso de cabeza y pequeñas lagunas que me recuerdan que hay cosas que es mejor no recordar.
Me froto las sienes con dos dedos. Abro los ojos y observo la pared blanca en silencio. Solo pensar en bajar y tener que aguantar las risas de los demás...
Me giro sobre mi misma para disfrutar un poco más del descanso. Enzo está tumbado a mi lado, con el pecho descubierto. Levanto la manta y descubro que estoy en ropa interior.
¿Qué he hecho? ¿Cómo he podido acostarme con él? ¡Katherine! ¡Te secuestró! ¡Te alejó de Andre