La salida abrupta del abogado dejó una tensión palpable en el aire. Valentina y las chicas se quedaron en silencio unos momentos, como si cada una estuviera procesando lo que acababa de ocurrir. Dylan fue el primero en romper el silencio.
—No me fio de él. Si ha sido tan insistente, seguro tiene algún plan B.
Lucía, siempre pragmática, tomó la carpeta que el abogado había dejado sobre la mesa.
—Podríamos investigar los movimientos que ha hecho últimamente. Si estaba tomando decisiones en nombre de Javier, tal vez haya algo turbio.
—Buena idea —asintió Isabel—. Y deberíamos mantenernos alerta, incluso revisar las comunicaciones internas de la empresa. No sabemos con quién más podría estar aliado.
Valentina asintió lentamente, sus pensamientos volviendo a Javier. Se levantó sin decir nada y se dirigió a la ventana. La vista de la ciudad, normalmente un consuelo, ahora parecía distante.
Karina se acercó a ella.
—¿Estás bien?
Valentina forzó una sonrisa.
—Es solo que... —Su voz se quebró