Varios años atrás...
Franco luchaba con Erika, quien jalaba su valija con fuerza mientras le gritaba que la dejara ir.
—¡No puedes ser tan egoísta y cruel! —profirió él desesperado.
—¡Eres un exagerado! ¡No quiero seguir viviendo en esta pobreza! Tú no eres capaz de mantener esta casa. ¡Poco hombre!
—¿Vas a abandonar a tu hija? —Franco continuaba jalando la maleta para impedir que ella se marchara.
—¡No quiero tener una hija! ¡Mírame, Franco! Soy joven y hermosa, así que me merezco vivir como una reina. Esta no es la vida que deseo. Que me vaya a ir es tu culpa porque no has sido capaz de darme ni para mis gustos.
—¡Trabajo solo para ustedes! Todo mi sueldo lo utilizo para ti, Ashley y mi mamá. Para mí no compro nada. —Él soltó la maleta y se apretó el cabello con impotencia. Después de unos segundos de silencio y tensión, Franco suavizó su semblante y la miró con ruego—. Estaremos mejor, te lo prometo. Cuando termine mis estudios...
—¡Por favor, Franco! Solo eres un tonto soñador. ¿C