Oaxaca- México.
Samantha miraba con impaciencia su reloj, esperando noticias de Norita, pero no tenía ninguna, caminaba de un lado a otro por el apartamento llena de ansiedad, miraba a Gaby preparar el almuerzo y a Angelito jugando con unos cubos en el suelo.
—¿Crees que ya hayan llegado? —indagó a su amiga. —¿Les habrá pasado algo malo? —averiguó con la mirada llena de angustia.
Pau dejó las cosas que hacía para atender a su amiga.
—Ya debieron llegar, estoy segura de que no tardan en hablarte —mencionó—. Han de estar dándoles la bienvenida. —Suspiró con nostalgia—, ten un poco de paciencia y si se demoran más, les llamas tú, pero considero que les des un voto de confianza —sugirió.
Justo en ese instante el móvil de Sam vibró en la mesa de centro, ensegu