Norita abrió sus labios en una gran O.
—¿Un ojo de venado? —cuestionó parpadeando, y miró con atención el objeto. —¿Le habrá dolido al animalito cuando se lo sacaron? —indagó con pesar.
La abuela carcajeó.
—Es de mentiritas —explicó—, no te preocupes y acarició su rostro—, te traje otro rosario. —Se lo entregó—, es para que tengas tu colección de muchos colores —dijo mirándola con cariño.
Norita sonrió al escucharla, y se quedó más tranquila con la explicación de la abuela.
—Gracias por venir —expresó Samantha sonriendo a los visitantes—, no se queden ahí, y pasen a conocer a nuestro mini Oscarito.
La familia ingresó y colocaron los obsequios sobre uno de los sillones, enseguida fueron a conocer al pequeño, se quedaron por unos minutos admirando.
—Es hermoso tu hermanito —dijo Alondra a Norita—. Tener un hermano es una bendición muy grande —expresó—. Ambos se tendrán para toda la vida.
Óscar sonrió.
—Estamos felices, sé que se amaran mucho y contarán el uno con el otro por siempr