ALFA KARIM
Nos separamos y entramos en la cueva. Mantuve a Sekani cerca de mí, pero los otros hombres se fueron por su cuenta. Aún podía percibir el olor de Laika en la cueva. Seguimos el olor y nos adentramos más hasta llegar a una celda. La celda estaba vacía, no había prisioneros, pero vi cuerdas y salpicaduras de sangre en el suelo. El corazón me saltó al estómago y me sentí mareado. Ojalá no fuera la sangre de Laika. Sekani entró en la celda y recogió las cuerdas cortadas. Se las llevó a la nariz y me miró.
"Laika estuvo aquí", dijo.
"Pero ahora no está en ninguna parte. ¿Qué mierda está pasando?". Me pasé los dedos por el pelo, suspiré frustrado y me puse a dar vueltas.
"¿Qué vamos a hacer?".
"Déjame pensar", dije con calma, sin dejar de dar vueltas. No estaba seguro de que algo se me fuera a ocurrir en aquel momento, ya que ni siquiera podía concentrarme en una cosa. Me giré hacia Sekani, que estaba escaneando la habitación.
"Alfa Karim, ya casi anochece", me dijo Jago a t