Las palabras de Alexander habían golpeado de lleno a Andrew, dejándolo mudo y completamente sorprendido. El millonario de mirada color esmeralda no había dicho que amaba a Selena, tampoco que sentía cierta conexión emocional con ella, solo que le gustaba. Sin embargo, aunque tuviera eso a su favor, el hermoso hombre de mirada color hielo no podía dejar se sentir una punzada de celos y dolor ante aquella confesión.
Era injusto de su parte, reprocharle algo a Alexander, más aún teniendo en cuenta que había sido él quien llegó a un trato con Selena y pronto ambos traerían a un hijo juntos.
Pero las emociones y sentimientos lo superaban, lo avasallaron. Sentía dolor, enojo y frustración, por no ser él quien estaba junto a Selena.
Aun así, manteniendo su corazón lo más apartado posible de su mente, de su lado racional, él le dio una única respuesta a su amigo, una que le destrozaba el corazón pero sabía con certeza que era la correcta, la más acertada en vista de los acontecimientos.
—Me a