Capítulo 8. Salvada y ... ¿Libertad?
*Matteo*
Piero y Dianora tardaban demasiado y comencé a preocuparme, cada uno de mis coches llevaba un GPS de seguridad y me dirigí hacia allí con Adriano y otros dos de mis hombres. Al ver a Piero tras llegar a toda velocidad, con la conducción precisa y algo arriesgada de Adriano, vi a Piero como un loco inentando estacionar el coche en algún punto de aquella calle súper transitada.
_¿Pero dónde está Dianora?
_Esa muchacha salió corriendo detrás de una amiga que dice que vio y me dejó aquí con el coche sin poder hacer nada.
Esa maldita niña insolente me desesperaba, así que entré al local, con dos de mis hombres detrás y dejé a Adriano ayudando a Piero, y fui cuando vi a la que era mi esposa rodeado por cinco borrachos sin escrúpulos.
_¿Pero qué hacéis acosando a mi esposa?_ dije lleno de ira, antes de avalanzarme sobre los dos primeros y acabar con ellos solo con dos punetazos bruscos en el pecho.
Enseguida lancé dos patadas a otros dos, y al último un par de puñetazos sobre el est