No logró dejar de llorar, me siento devastada, con deseos de morirme y acabar con todo.
Intento no pensar en mi bebé, pero me es imposible no hacerlo. A pesar de que crean que soy una egoísta yo lo quiero, lo amo.
Es mi hijo y el hijo del amor de mi vida, por más que quisiera y por más que aún no ha crecido no tengo manera de ser indiferente ante él.
— Daniela — Mi madre golpea la puerta de mi cuarto la cual está cerrada con llave.— Debes cenar
— ¡No quiero nada! ¡Lárgate Victoria!
— Te hará daño
— ¿Por qué tuve que nacer?— No logré contener mis sollozos
No comprendo por qué mi madre me tuvo porque me trajo a este mundo de sufrimiento conociendo la existencia de esa maldita enfermedad.
—Es hora de que me escuches — Me dice Victoria cuando entra a la habitación abriendo con sus propias llaves.
— ¡Déjame tranquila, no entiendes que me quiero morir! ¡Aunque no creo que te importe después de todo tienes a Regina!.
—Daniela ni tú ni tus hermanos están enfermos, ni tu bebe lo estará por u