Capítulo 4.

Vicenzo

—Buenos días, Valentina —saludé a mi secretaria, quien se encontraba revisando algo en la computadora en su escritorio cuando llegué a la empresa. Valentina es una mujer alta de cabello castaño corto y ojos verdes. Es muy amable y eficiente, por lo tanto la considero la mejor secretaria que he podido tener en mi corta trayectoria en el mercado de las bienes raíces—¿Alguno que deba saber?

—Buenos días, señor, no hay ninguna novedad...—me sonrió con dulzura. Esa mujer era muy tranquila, lo ha sido desde que la conocí un par de años atrás—Solo que su madre la está esperando en su oficina, pienso que debe saberlo.

No puede ser.

¿Por qué tienes que aparecer tan de repente cuando estoy intentando construir un matrimonio falso?

Siempre apareces en los momentos más inoportunos.

—¿Mi madre está adentro? —Cuestioné y asintió —De acuerdo, gracias por avisarme.

—No se preocupe, señor Coppola —bajó la mirada—No olvide que tiene una reunión a las dos de la tarde, después del almuerzo y que no debe llegar tarde por ninguna razón porque es bastante relevante.

—Claro que no llegaré tarde, Valentina —agradecí—Cualquier cosa que necesites, estaré en mi oficina.

—No es nada, señor Coppola —hizo una pequeña reverencia y volvió a concentrarse en su trabajo. La dejé atrás, suspirando al mismo tiempo que abría la puerta de la oficina.

Al entrar, me encontré con mi maravillosa madre quien estaba usando su teléfono celular y se puso de pie de inmediato apenas notó mi presencia y una sonrisa apareció en su rostro.

—¡Mi hombrecito hermoso! —La voz de mi adorada madre resonó en toda mi oficina y solté un suspiro. No estoy completamente seguro acerca de si debo hablarle de mi relación o no, pero, me dejaré llevar por el rumbo que tome esta conversación.

—Buenos días, mamá —sonreí, me alegraba mucho verla—No me avisaste acerca del fin de tu viaje. Imaginaba que seguías en Berlín debido a que mencionaste con anterioridad que te quedarías allí un mes y todavía no ha pasado todo ese tiempo.

—Oh, respecto a eso...—se rascó la nuca—Decidí venir porque tu hermana me lo ha pedido.

Ah, de nuevo esa muchacha metiendo sus narices donde no le corresponde.

—¿Qué quería ahora? Por favor, madre, te pido que dejes de ceder ante los tontos deseos de Alessandra —le pedí. Ya estaba comenzando a cansarme de la estúpida situación.

—Alessandra tiene problemas financieros...—confesó tomando asiento en una de las sillas de mi escritorio. Ya veo por dónde va esto—Por supuesto, es mi hija y no puedo negarme a prestarle mi ayuda, sin embargo, antes de encontrarme con ella he optado por venir a verte porque te he extrañado mucho.

—¿Alessandra tiene problemas financieros o su novio? —En cuanto dije eso, mi madre tragó saliva. He dado en el clavo, una vez más—Deja de solucionarle las cosas a ese bueno para nada. Si no has podido verlo hasta ahora, ese hombre lo único que hace es buscar la forma de obtener dinero de esta familia y es increíble que sigas cayendo en lo mismo. Ni siquiera deberías considerar la opción de darle la herencia a mi hermana ya que es una persona que se deja manipular por el resto de personas. Ella es capaz de hacer lo que él le diga, incluso si eso significa perderlo todo.

No dijo nada, dándome la razón.

—No es una buena opción para la herencia, madre y ya ha llegado la hora de que lo entiendas correctamente —señalé—Tengo que trabajar madre y no me malentiendas, pero, no quiero morir de la rabia al continuar peleando por la inmadurez de mi hermana y la manera en la que aceptas todo lo que hace.

—Una de las condiciones de la herencia es que uno de mis hijos tenga un hogar o esté formando un hogar —me recordó. No lo he olvidado en ningún momento, tanto que he tenido que buscar una esposa falsa y estoy empezando a creer que es el instante adecuado para que hablemos al respecto, tan solo necesito buscar las palabras correctas para no dejarme en evidencia. Todo el mundo tiene que creer la mentira que estoy inventando—Tu hermana, Alessandra, es la que está más cerca de conseguir llegar a esa meta porque tiene una relación estable al contrario de ti, Vicenzo, que ni siquiera sales con una mujer. Por la misma razón, es que después de considerarlo varias veces creo que la mejor decisión va a ser darle la herencia a mi niña.

Oh, ni siquiera lo piensas. Si lo haces, te arrepentirás el resto de tu vida.

—Con todo el respeto que te mereces, madre...—carraspeé—Hay algo que no te he dicho, que te he ocultado por muchos años, quizás porque consideraba que era un asunto personal al que nadie más que yo debía tener acceso. Aunque, ahora es el momento indicado para comentarte al respecto.

Muy bien, piensa en las cosas que vas a decir con claridad. Ni se te ocurra decir cosas que no son o que pueden causarte algún tipo de problema el día de mañana. Recordé con atención algo que dije hace poco, algo que le dije a Ellie por si alguna situación llegaba presentarse.

Si alguien pregunta acerca de la manera en que nos conocimos, los dos vamos a responder que nos conocimos en una fiesta hace cinco años. También que han pasado cuatro años desde que dimos inicio a nuestra relación formal, que nos amamos y hemos decidido casarnos, la boda va a llevarse a cabo dentro de un mes. También que no hemos hecho pública nuestra relación amorosa porque a ambos no nos agrada que los demás sepan acerca de nuestra vida amorosa. Esa es una muy buena excusa.

—Madre, siento no habértelo dicho antes, no obstante, para mí el amor es un asunto realmente serio que no debe ser tratado a la ligera. Pensaba que la mujer adecuada para mí, aquella que fuera capaz de robarme suspiros y de convertirse en mi alma gemela no iba a llegar nunca, pero, lo ha hecho. Conocí a una mujer amable y llena de cualidades que me ha robado el corazón —cuando seguía hablando, la expresión de su rostro seguía siendo de sorpresa—Su nombre es Ellie y he estado saliendo con ella hace cuatro años, así que nos vamos a casar pronto querida madre.

—Hijo mío...¿Cómo se te ocurre ocultarme algo tan importante como una relación tan seria y extensa? —Me rodeó con sus brazos, supuse que era su manera de felicitarme por haber conocido el amor verdadero—Vicenzo...

—Lo siento, mamá sabes que soy muy reservado cuando a mi vida personal se refiere. Lo único que necesitas saber es que es una buena persona a la cual me encantaría que conozcas.

—El lunes en la tarde de la próxima semana —soltó sin pensar. Oh, mamá, es que no creo que ella esté lista para entrar en el papel tan rápido.

—¿De repente? —Pregunté.

—Si van a casarse pronto, mejor vale que la conozca de una vez ya que de tal forma puedo pasar tiempo de calidad con ella para conocerla —ella parecía estar feliz con la noticia.

Ellie tendrá que soportar mucho más de lo que creí en primera instancia.

—Lo entiendo, madre. Y así será —la abracé—Tus deseos son órdenes.

En la tarde me dirigí a varias tiendas de ropa para conseguirle un par de prendas a Ellie basándome en las revistas de moda y en la clase de vestimenta que he visto que las mujeres de esa edad usan últimamente, quería ayudarla a crear al personaje perfecto para nuestra falsa historia de amor.

Al llegar a casa por la noche, encontré a Ellie entretenida en la cocina del departamento, acto que me causó muchísima ternura.

—Buenas noches, gatita ¿Cómo ha estado tu día? —Saludé con un pequeño beso en la mejilla.

—Digamos que bastante tranquilo...—se encogió de hombros—¿Por qué tienes tantas bolsas allí contigo?

—Porque todas estas bolsas son un regalo para mi futura esposa —respondí y ella negó.

—La verdad empiezo a creer que estás un poco loco —se cruzó de brazos.

—Gatita, hay algo que debo decirte que es importante se podría decir...—me puse nerviosa debido a que no sabía cómo iba a tomarse la noticia.

—Bueno o malo, dilo ya y listo —murmuró—¿Qué es eso tan importante?

—Ellie Stewart, conocerás a tu suegra el lunes de la próxima semana —apenas se lo dije, ella tragó saliva y gritó:

—¡Vicenzo Coppola! —Estaba furiosa y vaya, sí entiendo que le tome por sorpresa que he tomado una decisión tan relevante sin habérselo consultado antes. Comprendo que haya podido pensar que esto tomaría un poco más de tiempo, sin embargo, tampoco imaginé que todo iba a darse tan rápido—¿Cómo se te ocurre que conozca a tu madre tan pronto? ¿Al menos has pensando en que solo tenemos cinco días para terminar de crear una historia de amor perfecta que sea creíble ante los ojos de todos los demás?

—Cariño, no te preocupes por eso —negué con la cabeza, buscando en toda la ropa que acababa de comprar para ella, debo admitir que tengo un gusto exquisito en ropa y que eso debería ser reconocido —Le he dicho que nos conocimos hace cinco años en una fiesta, que hemos estado en una relación amorosa durante cuatro años y que vamos a casarnos muy pronto porque estamos muy enamorados. Le dije que tu nombre era Ellie Stewart que has trabajado como economista en varias compañías y debido a que pronto serás mi esposa, comenzarás a trabajar a mi lado en la empresa que tengo, que eres una mujer muy bonita con buenas cualidades, lo que ha generado que desee conocerte tan rápido como sea posible.

—Está bien que hayas creado una historia tan buena en tan poco tiempo, y agradezco que hayas sido ingenioso en dicho sentido —murmuró—Y preparé la cena, aunque me has tomado por sorpresa y necesito admitir que apenas recuerdo mi propio nombre. No entiendo cómo apareces de repente con cientas bolsas de prendas de miles de dólares como si ello fuera relevante y...

—¡Es importante para este matrimonio falso! —Le contesté acercándome al mesón de la cocina, notando que había preparado pollo al horno—Necesitas parecer una dama de alta categoría, porque se supone que está casada o vas a casarte con un hombre de mucho dinero, con un magnate y no puedes andar por allí como cualquier persona normal.

Bufó. Sé que esto es difícil, pero, en realidad sigue siendo algo complicado de aceptar para ambos.

—Toda la ropa es de tu talla, cabe recalcar porque lo vi en la ropa de tu maleta, mañana puedes probártela. Te he comprado también un par de bolsos y zapatos, aun así, me parece que la cantidad no es suficiente y que deberíamos ir a comprar más el fin de semana e incluso luego —ella solo negaba ante mis palabras—Te daré un auto de igual forma, necesitas tener un vehículo en el que puedas dirigirte a cualquiera lugar que necesites.

—Vicenzo...No estoy de acuerdo en que vayas a gastar una cantidad de dinero exorbitante por darme todo aquello que tú consideras necesario en tu mundo de niño rico. Deja que me compre mis propias cosas conforme vaya trabajando, deja que lo haga con mi salario.

—Seré tu esposo, deja que me haga cargo de todo lo que puedas necesitar en algún momento y no es una molestia para mí, a pesar que nuestra relación se base a una mentira por conveniencia —al oír mis palabras no le quedó otra opción que asentir.

—Está bien, solo no exageres ¿Te parece? —Interrogó y empezó a servir la comida. Me alegra el corazón saber que hay alguien en casa que me estará esperando siempre, porque acostumbro a permanecer solo sin la compañía de alguien en los buenos y malos momentos.

Le sonreí, dándole entender que aprobaba su comentario, aun así necesitaba molestarla un poco más.

—Te compraré un par de joyas, de seguro van a lucir muy bien en ti...—arrastré las palabras y ahogué una risa en cuanto ella se volteó y me fulminó con la mirada.

Qué mujer tan divertida.

—¡Vicenzo cierra la boca o voy a darte un puñetazo! —Se mordió el labio. Ah, pienso que está más molesta que antes.

—Sí...Sí...—bueno, no pierdo nada si le hago otro comentario de esos—Ellie...¿Prefieres las joyas de oro o de plata? Sinceramente, pienso que una esmeralda lucirá perfecta en ti...

—¡Vicenzo! —Gritó.

—Como digas, ama, voy a darme un baño rápido —dejé un beso en su mejilla y me alejé.

—¡Si demoras juro que te serviré pollo quemado! —Rodó los ojos—O todavía mejor, estamparé mi precioso puño en tu rostro de magnate así las mujeres dejarán de pensar que eres un niño bonito.

—¿Acaso hoy no tuviste un buen día y por eso te estás comportando de forma tan grosera? —Me burlé.

—¿Acaso todos los días te despiertas igual de estúpido? —Contraatacó—Cierra la boca y lárgate a tomar un baño antes que desaparezca la poca paciencia que me queda esta noche.

—Lo que mi mujer diga...—le guiñé el ojo y se sonrojó.

Ellie Stewart es un precioso juguete nuevo con el que pienso jugar mucho.

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