Nunca subestimes a una mujer.

—¿Cómo te fue? —pregunta mi madre cuando entro en la casa, un ladrido me sobresalta hasta que veo al cachorro caminar hacia mí moviendo la cola, lo tomo en mis brazos sonriendo—. ¿Dónde esta tu hermano? —me pregunta mirando hacia atrás yo me encojo de hombros.

—No lo sé, me dejo tirada en el instituto —digo, ella frunce el ceño—. Se fue con una chica —digo, ella rueda los ojos.

—Ya verá cuándo llegue —dice, yo río y miro al cachorro en mis brazos, mientras lo acaricio.

—¿Cómo te fue en el veterinario? —pregunto, ella asiente y se acerca sonriendo.

—Este pequeñito esta sano, solo le falta alimento y mucho amor —dice ella mientras se agacha—. ¿Cierto, nene? —ella le habla como si fuera un bebé, lo que bueno, en perspectiva es.

—¿Cómo vamos a llamarlo?, no debemos esperar a Benjamín, que este sea su castigo —digo, ella asiente.

—Si, concuerdo contigo, Trini —ella coloca su mano en su barbilla—. Haber, que tal Campeón —dice ella, yo niego.

—Por dios mamá, con ese nombre no asustará a nadi
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