—¡Espera qué es... qué es eso! —exclamó angustiada una pareja de extranjeros que venía en dirección opuesta a mí, sus rostros palidecieron, volteé para ver curiosamente a lo que se referían, y mis ojos no lo creían, una ola en medio de este túnel se aproximaba hacia nosotros. —¡Oh por Dios, qué es esto! —me dije mientras corría. ¡Qué corría, volaba a toda prisa! Las luces rojas de emergencia se encendían y las alarmas empezaron a sonar, la gente salía despavorida del acuario.
Los guías, con trajes y linternas neón, conducían a los turistas hacia la salida de emergencia. —A la derecha, señores, a la derecha. —gritaban precipitados, balanceando las luces como señaléticas.
Seguía corriendo en medio de tanta gente. —Parece que acabo de perder de vista a...
—¡Rayos! —tropiezo con alguien, —¡Quítate niña!—. Espetan desesperados.
A lo lejos escuchaba gritos, llanto de niños, es una locura, los acuaristas avisan que quedan dos minutos para evacuar; advierten una enorme...
Sigo corriend