—Mucho gusto señorita Blake. Bienvenida a mi casa, puede quedarse el tiempo que guste.
—Muchas gracias Jack. Pero llámeme Megan por favor. Ella es mi amiga Melisa.
—Encantado de conocerla Melisa.
—Gracias, señor Jack.
—Entonces porque no entramos y nos refrescarnos con una limonada bien fría. Vamos Rodrigo debes estar sediento. Los invito Grisell.
Las mujeres siguieron dentro de la casa mientras Rodrigo y Jack bajaban las maletas.
—¿Solo estas dos? Pregunto asombrado, él se esperaba un arsenal de maletas.
—Sorprendido ¿no?, con que una citadina malcriada. Riéndose a carcajadas.
—¡Eres idiota! Como demonios iba a saber que sería una mujer madura, Grisell siempre hablaba de ella como si fuera una niña.
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