— ¿Qué diablos hace él aquí? – gruñe señalando el niño como si tuviese una enfermedad contagiosa — ¡ensuciará los muebles!
— ¡No le hables de ese modo, es mi invitado!– grita Elena renegando de que su padre celestial le ha puesto una tarea difícil porque ese hombre es odioso y exasperante.
Sabe que debe obedecer a su padre de arriba, pero el caballero no ayuda para nada, contrario a eso es una mala persona pese a que recibe malos tratos de su mamá y hasta de ella misma.
— Elena mi amor no grites por favor – exhorta con dulzura una Dakota tranquila y controlada — Sócrates – respira profundo componiendo una sonrisa, disimulando su mal humor — ¿podrías sentarte a la mesa y comer con nosotros? – el hombre achica la mirada hacia ella con sospecha — Otto es el invitado de Elena y es bienvenido las veces que desee estar con ella - el hombre no puede hacer otra cosa que sentarse, pero lo hace sin dejar de mirar a su esposa como si estuviese loca.
El muchacho se siente tan incómodo que quiere