CAPÍTULO 30: CAMBIO DE PLANES
La sala está en silencio ahora. La familia Salvatore se ha retirado, dejando a Katherine y Anthony solos. Lucy está con Giulia, seguramente siendo consentida con galletas y leche para calmar el susto. Pero aquí, en esta sala amplia y elegante, el aire entre ellos es denso, como si el árbol de Navidad y las luces parpadeantes fueran testigos de algo mucho más íntimo que simples decoraciones festivas.
Katherine se arrodilla frente a Anthony con el botiquín de primeros auxilios en el suelo. Sus manos, temblorosas al principio, comienzan a limpiarle la herida con delicadeza. Hay sangre, más de la que esperaba, y la camisa blanca de Anthony está arruinada, pero a él no parece importarle.
—Eres un tonto —dice ella finalmente, rompiendo el silencio. Su tono es de frustración y preocupación mientras aplica desinfectante en la herida.
Anthony la observa, sus ojos oscuros brillan con un destello de diversión.
—¿Tonto? ¿Por qué? —pregunta con una sonrisa ladeada.
—P