Él nunca se había encontrado en una situación similar. Nunca se imaginó rechazando ando a un chico, ni mucho menos, rompiéndole el corazón. ¿Qué se supone que debía hacer entonces?
Su cerebro de inmediato trabajó a toda máquina, pensando en Leonidas y todo lo que habían pasado juntos.
En ese momento él debía ser valiente como su novio, y tomando un fuerte respiro, fijó sus mieles ojos en los contrarios. Decidido y dispuesto.
— Entonces no podrás acercarte más a mí... Tú... tú me haces daño. Nos dañas a Leo y a mí y yo no quiero eso para nosotros. Yo lo amo a él y no quiero volver a tenerte cerca, así que por favor..., aléjate.
Y apretando sus párpados tras terminar de hablar, Ryle sintió el temblor que lo remolcó casi de inmediato.
Podía escuchar el inconcebible silencio que arrasó en su habitación, y mordiendo con fuerza su labio, trató de convencerse de que aquello era lo mejor.
Lo mejor para él, para Leonidas , para su relación... Lo mejor para Miguel, porque después de todo,