Los neumáticos del coche chirriaron contra el asfalto cuando Vittorio frenó bruscamente en la entrada del hospital. Antes incluso de que el vehículo se detuviera por completo, saltó afuera, sosteniendo a Vivienne en sus brazos como si su vida dependiera de ello.
El mundo a su alrededor parecía distante, ahogado por una neblina de desesperación y furia que martilleaba en su cabeza. Su pecho subía y bajaba con fuerza, cada segundo sintiéndose como una eternidad mientras miraba el rostro pálido de Vivienne, con sus pestañas temblando débilmente.— ¡AIUTO! — Su voz rugió a través del hospital, un grito cargado de urgencia y pánico. — ¡ALGUIEN QUE ME AYUDE!
El hospital, antes un ambiente controlado y metódico, estalló en caos ante su grito. Las personas se voltearon, médicos y enfermeras se miraron entre sí por un b