—Ninguna de las dos —Pedro sacude la cabeza.

—¿Oh? ¿Será acaso una universidad de poca monta?

El joven de nariz aguileña sonríe con sorna.

Los demás también muestran una expresión de diversión, claramente listos para burlarse.

—Yo nunca asistí a la universidad —Pedro responde con franqueza.

—¿Qué? ¿Ni siquiera has ido a la universidad? —El joven de nariz aguileña hace una expresión exagerada—. Vamos, ¿en serio? Sin haber ido a la facultad de medicina, ¿cómo te haces médico?

—Lo que estudié fue Medicina tradicional china, bañado en ella desde pequeño, naturalmente lo aprendí —Pedro responde impasible.

—¿Medicina tradicional china? —El joven de nariz aguileña se detiene un momento, luego suelta una carcajada—. Amigo, ¿no estarás bromeando? ¿Medicina tradicional china? Eso es cosa de charlatanes.

—Jeje... ¿En estos tiempos todavía hay quien cree en la Medicina tradicional china? ¡Es una completa tontería!

—No se puede hablar así, a esos ancianos que bailan en las plazas les encanta ese ro