Cuando volvió a salir, su piel estaba ulcerada, su cuerpo cubierto de pus y vomitaba sangre fresca. Claramente, no le quedaba mucho tiempo de vida.
—¡No dejen que escapen! ¡Persíganlas!
Dos asesinos enmascarados intentaron perseguir a Estrella y su grupo. Pero antes de que pudieran salir, una espada brillante les cortó la cabeza a ambos.
—Vuestro adversario, soy yo.
Pedro, con una espada rota en mano, se paró imponente al frente. Aquellas criaturas venenosas, como si temieran algo, no se atrevían a acercarse.
—¡Mátenlo! ¡Venguen al hermano mayor! —Con un grito de furia, un grupo de asesinos enmascarados de negro se lanzaron sobre Pedro.
Sus métodos de ataque no se limitaban a las armas, también utilizaban veneno, insectos de brujería e incluso ilusiones. Era imposible defenderse de todo.
—¡Hoy, nadie escapará!
Pedro resopló fríamente y entró con la espada en el grupo. Una sangrienta batalla estalló en un instante...
En ese momento, en el jardín.
Estrella y su grupo, bajo una intensa ne