Capítulo 494
—¿Ya terminaste? Cuando lo hagas, lárgate. No quiero verte más aquí.

Pedro, con impaciencia, hizo un gesto de desdén, claramente no tomando en serio al otro.

—Tú...

Erik estaba a punto de estallar, pero Eulogio lo detuvo con un gesto:

—¡Basta! Desde el principio, Oso estuvo en el error. Pedir disculpas es lo más normal.

—¡Hermano mayor!

Erik frunció el ceño.

—¿Acaso olvidaste lo que dijo nuestro padre?

Eulogio lo miró de reojo, su expresión un tanto molesta.

—Yo...

Erik apretó los dientes, pero finalmente cerró la boca.

—Oso, pide disculpas a la persona a quien golpeaste, y dejemos esto atrás.

Eulogio asintió en señal de acuerdo.

—Lo siento.

Oso, tendido en la camilla, apenas pudo pronunciar esas palabras con dificultad.

Un verdadero hombre sabe cuándo retirarse. Primero hay que solucionar el propio dolor antes de cualquier otra cosa.

—Joven, ¿estás satisfecho ahora?

La expresión de Erik era sombría.

—No es suficiente —Pedro negó con la cabeza—. No veo sinceridad. ¡Quiero que se arrodi
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