Los ojos de papá se iluminan ante la pregunta.
"Pues mira, tu mamá ha convertido el jardín en algo muy bonito, y su sazón, como ya sabes, está mejor que nunca". Comenta mientras le lanza una mirada cargada de orgullo a mamá.
"Y aunque no lo creas", interviene mamá con una risita, "Tu papá me acompaña a hacer ejercicios aeróbicos todas las semanas, así nos mantenemos jóvenes los dos".
Papá asiente, añadiendo: "Y de vez en cuando trabajo dando asesorías, para no aburrirme. Pero lo tomamos con calma, disfrutando la jubilación a nuestro ritmo".
"¿Y tú, mi niña? ¿Qué has estado haciendo?" Pregunta mamá.
"Ah, ustedes ya saben... me acabo de mudar a mi apartamento viejo". Logro articular, tratando de sonar despreocupada.
Mamá y papá intercambian una mirada cómplice, una conversación silenciosa pasa entre ellos. Papá suspira profundamente antes de preguntarme con preocupación: "Serena, ¿pasó algo entre tu esposo y tú?"
"En realidad, Bill ya no es mi esposo", confieso, "Acabamos de divorciarno