Lara...
Me quito el vestido de novia y abro el grifo de la bañera, que está tibia, una verdadera delicia. Entro y me relajo por un rato, cerrando los ojos y recordando mi hogar. ¿Qué estará haciendo mi padre ahora? Siempre me tuvo para ocuparme de las cosas en casa, y desde que fui al hospital, no sé cómo se las arregla. Estoy inmersa en mis pensamientos cuando veo la puerta del baño abrirse. Grito asustada, encogiéndome en la bañera.
— Disculpa, no sabía que estabas aquí... — dice él, dándose la vuelta.
— No hay problema, ya voy a salir. Lamento haberte distraído... — digo, avergonzada.
Él se va y me visto rápidamente. Cuando salgo, está sentado en un sofá con una copa en la mano. Paso junto a él sin decir una palabra más, abro la puerta y salgo, encontrándome con un largo pasillo lleno de habitaciones. Sigo el pasillo y pronto encuentro las escaleras. Bajo, observándolo todo con atención, y me asusto al escuchar una voz llamándome.
— ¡Señora King! ¿Desea algo?
— ¡Ah! Solo estaba mir