Jameson acariciaba el cabello pelirrojo de Isabella con ternura, mientras ella se aferraba a él, encontrando consuelo en su presencia.
 —Seré más cuidadoso contigo, mi amor. No tienes que forzarte con mi madre. Es más… Preferiría que no seas tan cercana a ella.
 Isabella se sorprendió ante las palabras de su esposo.
 —¿Por qué…? —le preguntó ella confundida.
 —¿Todavía lo preguntas?, terminé con Allison y al parecer eso no agradó en lo absoluto a la familia de ella, ni a mi madre que es cercana a ellos. No quiero que intenten algo en tu contra o la de nuestro hijo.
 —O hija —le recalcó Isabella a Jameson—. Siempre hablas como si fuera niño… También puede ser una niña~ —sonrió ella más animada.
 Jameson le devolvió la sonrisa.
 —No siempre. Sé que puedo tener a una princesa~ si es niña me encantaría que se parezca a ti. No hay mujer más hermosa en el mundo que tú~ —susurró él con cariño pegando su frente en la de Isabella.
 —Jaja~ que no soy tan linda… —se sonrojó ella, aleján