Los días que Ryan pasó lejos me tenían en alerta constante. No sabía cómo estaba. Y eso me perturbaba. El miedo a perderlo me paralizaba.
Ethan comenzó a comportarse más extraño que de costumbre, como si estuviera planeando algo y su mirada me producía una sensación de horror total.
Mi mente comenzó a barajar la posibilidad de que hubiera descubierto la tapadera de Pink. El asunto del FBI, y ese dato que le habían hecho llegar, sumado al viaje a Colombia… de solo pensarlo el corazón se me detenía. Si Ethan sabía quién era realmente Ryan, su vida estaba terminada y la mía también. Perderlo no era una opción, al menos no una con la que pudiera vivir. Mi vida sin él carecía de sentido. Y Noah y yo estaríamos condenados.
La única esperanza que albergaba era el amor de mi esposo por mi hijo. Tení