34 - Oscuridad.
Cuando llegamos a la ciudad, mi gran prometido, estallaba de felicidad porque estaba en la civilización, diciendo que el campo es el peor lugar para vivir. Al parecer, no se dio cuenta de tal comentario, y yo, lo dejé pasar.
Realmente, me estaba cansando de todo, y solo llevábamos un día, en este acuerdo.
Comienzo a cargar las mercaderías en la carrocería de la camioneta, mientras el hombre, estaba sentada ya, en la cabina, revisando el celular y sonriéndole a la pantalla.
Vuelvo a suspirar.
Y me maldigo internamente, por hacerlo.
Sin embargo, cuando termino de cargar todas las mercaderías, la mala suerte, hace acto de presencia, y lamentablemente, no tengo tiempo de huir.
—Vaya, vaya. Pero, miren a quien tenemos aquí —Esa voz chillona que tanto la detesto—. Trabajando como una pordiosera.
—¿Qué tal va tu fortuna? ¿Aún no ha acabado?
—Tú convenciste a mi hermano de hacer que me independice —escupe—. Te voy a matar.
—¿Crees en serio, que yo convencería a tu hermano? No seas estúpida —e