PARTE 04

A la mañana siguiente, Mariam se despertó muy temprano, quería darle una sorpresa a la niña como lo era con un desayuno que la ayudara a estar muy activa, sin saber que Diana lo hacía normalmente en la escuela, cuando subió a la habitación de la pequeña con la bandeja llena de jugo, fruta picada, queso y un poco de leche, la pequeña princesa no podía creerlo, su papá a veces le subía el desayuno a la cama, pero nunca uno como este que hasta una carita feliz tenia dibujada sobre los hotcakes.

—No puedo creerlo, amiga ¿Todo esto es para mí? — Acomodándose sobre la cama para que no se caiga ni una migaja.

—Claro, o acaso yo veo otra princesa por aquí, no la verdad — Tratando de hacer como si buscara a alguien, haciendo que la pequeña empezara a reírse y aplaudir de la emoción.

Estaban tan sumidas en su conversación que no se dieron cuenta en que momento William había aprecio observando toda la escena.

—Mariam te agradezco el gesto, pero no puedes volver a hacer eso, se va a malcriar más de lo que ya está— Diana se puso algo triste, si por ella fuera que le subieran desayunos tan sabrosos y cuando termino de comer un poco de fruta y tomar un jugo, miro con ojos suplicantes a su padre.

—Papito, no la regañes solo por hoy ¿Si? — No quería que regañaran a su amiga.

—Solo por hoy lo voy a dejar pasar, ya a partir de mañana vuelves a desayunar en la escuela como siempre lo has hecho.

Mariam se sentía algo avergonzada, sintió que había hecho algo malo, aunque nunca su intención, solo amaneció de consentir a esa niña que desde el momento uno con su sonrisa y amabilidad se la había ganado.

—Señor disculpé mi atrevimiento, no tenía idea al respecto, prometo que no vuelve a pasar

—No amiga no porfa —Juntando sus manos como suplicándole piedad a su padre —Esto está mucho mejor que la escuela es en serio, aunque sea los fines de semana, por favor papito, si probaras te darías cuenta de que esto es muchusisisisisimo mejor que ese feo sanguche que dan ahí.

Mariam solo observaba la escena, como si hubiera una lucha de poderes, William con su autoridad y Diana queriendo su padre accediera.

—Diana, entiende esto princesa, primero la señorita Beltrán no trabaja los fines de semana, ella tiene su propia familia allá afuera, así que

—Señor disculpe que intervenga, pero hagamos un trato con la pequeña y hermosa princesa, que le parece si los lunes como bienvenida y los viernes como despedida yo le hago el desayuno o la merienda

—¡Si papi! Amiga eso sería muy muy muy bueno, este hotcakes está delicioso, ¿Verdad que dirás que si papi?

—Está bien cuando pones esa carita de súplica me es imposible decirte que no, ahora termina rápido y a darse una ducha que se va a hacer tarde.

—Amiga, tu si me puedes recoger en la escuela, así como hacen las mamas de mías amigas ¿Si puedes verdad? — Era una pregunta sin la intención de hacer ver esa necesidad que ha tenido de tener una madre en su vida, pero eso no quiera decir que no sorprendiera a William no esperaba ese comentario, se sentía avergonzado dejando ver en que su rostro se mostró un leve rojizo producto de la vergüenza que sentía conmigo mismo el haber ocultado ese secreto y el peso que este significaba en su vida.

—Si tu papi me deja, iré como las amigas recogen a sus amigas en la escuela ¿Te parece? — Acercando su dedo meñique a  Diana para hacer una promesa de amigas, entendía que el comentario podía haber hecho sentir mal a su padre sin importar que ella no sabía que pasaba con la madre de Diana.

—Mariam le pido disculpas por el comentario que mi hija acaba de hacer, no debió decir eso, pero es una niña pequeña la verdad que nunca ha tenido una imagen materna o de alguna amiga cercana tal vez he hecho mal en estos años, creo que si no pensé que mi princesa te tomara cariño tan rápido tal vez era lo que ella necesitaba una amiga — Siendo lo más sincero posible, como a cualquier padre ver a su hija feliz es lo que siempre había querido.

—No tiene que disculparse, es algo normal en una niña de su edad que ha crecido sin una madre no quiero ser irrespetuosa con lo que acaba de decir, pero su hija me ha robado el corazón demasiado rápido y no tengo ningún problema es más que su nana ser su amiga, la compañía de esa princesita aunque no lo crea también me hace muy bien hace que a una se le olvide cualquier problema la ha sabido criar muy bien a pesar de tener limitaciones al querer criarla de esa manera, pero si quiero pediré un favor si es posible claro no quiero ser irrespetuoso en mi segundo día trabajando para ustedes — Lo que le iba a pedir es algo que le apasionaba, pero por culpa de su flamante marido había tenido que abandonar, otro sueño que tuvo que dejar por él.

—No te preocupes si llevas dos días o dos años, has logrado en esos dos días mucho más de lo que me había imaginado el día en que decidí contratarte, dime ¿Qué necesitas? Un adelanto de su sueldo ¿Tal vez?

—Si es posible y solo sería cuando Diana esté en la escuela, si usted me permite algunas veces yo pudiera ir a mi escuela, es que estoy tomando clases de pintura en una universidad semi presidencial no es siempre solo a veces y si me impide estar con Diana yo primero escojo a Diana, nada va interponerse en mi trabajo— Recordando por un omento el verdadero motivo por el cual estaba ahí.

—¿Escuela de pintura? Entonces también es una artista, le debe gustar mucho la pintura.

—Es más que un gusto para mí, cuando pinto siento como si viajara a otro mundo,

—Se nota cuanto la apasiona hasta pareciera que los ojos le brillan, así que está bien, pero podrá ser a partir de la otra semana cuando ya se adapte a la rutina de princesa y se familiariza mejor con la casa y todas esas cosas.

Ella se emocionó podía seguir su sueño la verdad se había inscrito y solo había acudido a algunas clases, pero por las golpizas que le daba su marido no quería alguno de sus compañeros se dieran cuenta de las golpizas que le daban, ya se había cansado de usar pretextos para justificar los golpes, le tomo la mano a William en señal de agradecimiento y sentido ese calorcito similar al que sintió cuando abrazo Diana el día de ayer cuando la conoció, lo soltó rápidamente, pero él solo mostraba una sonrisa de agradecimiento.

Su alegría era enorme, ambas tomadas de la mano llegaron hasta la escuela, cuando Diana estaba a punto de entrar, giro y se regresó corriendo a abrazar a su nueva amiga, la única que la entendía y no la trataba como una bebé, la única que hacía que ella sonriera nuevamente.

Cuando regreso a la casa que casi era como una mansión por sus enormes cuartos y espacios que se había puesto a revisar uno por uno tal cual le había mencionado su guapo jefe, reviso la ropa de la princesa de la casa, remacho algunos huecos de la ropa, algunos botones a punto de salirse, organizo los juguetes queriendo darle una sorpresa para cuando regrese, estaba tan sumida en sus pensamientos que no había oído su móvil sonar, la segunda vez que sonó y lo logro oír, su cuerpo tembló, era terror lo que sentía sabiendo que ese hombre manejaba su vida al derecho y al revés, también sabía que la única persona que la llamaría seria el, el hombre que la había orillado a volverse una delincuente solo por la ambición de este.

—Hola, Mateo, ¿Cómo estás?

—¡¿Cómo estás dices? ¡Eres una idiota que nada sabes hacer bien! ¿Por qué no me contestaste el teléfono la primera vez que te llame?

—Estaba en el baño lavándome las manos y no me di cuenta, perdóname cariño no vuelve a suceder.

—Ya, ahora tengo cosas más importantes que hablar contigo, ¿Ya estás reconociendo todo el lugar? No puedes cambiar el plan, tienes que seguirlo tal cual lo hemos hablado.

—Sé cuál es tu plan, pero sigo pensando que es una locura lo que quieres que haga, es un robo, es un crimen y eso no está bien.

—¡Me importa un carajo tu opinión! Si estuvieras delante de mí ya te hubiera hecho suplicar de rodillas por ser tan atrevida conmigo, solo has lo que tienes que hacer y se acabó., solo fíjate cada paso que das, porque yo de todo me entero.

—¿Por qué hablas así Mateo?

—A ver si me entiendes idiota, ni se te ocurra llevarte a tu jefecito a la cama porque ahí si te arrepentirás de haberme conocido sabes de lo que soy capaz de hacer si alguien me traiciona.

—No es necesario amenazar, sé dé lo que eres capaz de hacer si se me ocurre traicionarte y además ese señor jamás se fijaría en mí. Pero te voy a obedecer como me lo pides y como siempre he hecho.

Hace unos dos años Mateo le dio una golpiza de tal manera, que el hizo que ella perdiera el hijo que esperaba, solo por el hecho de que Mateo nunca había querido tener hijos y dudaba que fuera suyo en castigo la maltrato hasta el extremo que la pobre no salió del hospital en dos semanas

—¡Por favor Mateo déjame respirar me atormentas siempre ¡—Estas palabras salieron sin pensar al momento que las dijo entro en pánico sabía lo que seguiría.

—¡Mira perra maldita ¡haces lo que te diga y punto espera nomas este fin de semana que te vea te daré harto cariño para que aprendas a respetar a tu marido, obediencia es lo que me debes y te voy a enseñar a las malas, a veces pienso que eres tan idiota que te gusta que te traten como una perra y ser castigada.

Y Mateo le corto la llamada sin esperar a que ella diga algo, tenía esa autoridad y poder en ella de con unas palabras hacerla temblar y llevarla a un estado de pánico, así sea por teléfono sus palabras tenían en mismo efecto como si estuviera ahí delante de él

Leia este capítulo gratuitamente no aplicativo >

Capítulos relacionados

Último capítulo