STEVEN
Atravesamos las puertas del hospital a las doce en punto.
Estamos solos Olivia y yo, ya que nuestros amigos se han ido a trabajar, Alan por mi parte en la obra y María en su turno de tarde en el bar del pueblo.
Esta mañana me siento más tranquilo, Olivia no ha vuelto a sentir molestias y, lo más importante, estamos juntos.
Nos acercamos al mostrador de las enfermeras y nos anuncian al doctor Cardillo, que nos invita a reunirnos con él en su despacho.
Avanzamos de la mano por los distintos carriles y oigo a Olivia especialmente intranquila.
—Hey. —La tomo en mis brazos, bajando la cabeza para poder mirarla a los ojos—. Háblame nena, cuéntame lo que te preocupa —susurro.
La veo tragar incómodamente.
—Estoy... asustada Steve —las palabras luchan por salir de su boca y la ternura que siento por ella en este momento es conmovedora.
Yo también trago saliva, sintiendo que una fuerte emoción me cierra la garganta, y busco dentro de mi corazón las palabras adecuadas para darle el valor