Capitulo 3

Mientras tanto, el misterio de los niños desaparecidos me preocupaba. ¿Por qué alguien querría llevarse a esos mocosos llorones y malolientes? ¿Tal vez querían una guardería o un equipo de fútbol? La idea me hizo soltar una risa amarga. Mi humor no es muy acorde a la situación, de verdad lamento la angustia de sus familiares, pero a decir verdad yo no tengo mucha simpatía por los niños, ni por los adultos, ni por nadie en general. Soy como un tipo peculiar de ogro, uno fuerte y rápido. Y sobre todo que le encantan los negocios, y no por el dinero, no de eso tengo de sobra, es por los retos de la bolsa, por apuestas en nuevas inversiones, por saber que le gane una partida a alguna otra familia de elite.  Y así se mantiene cierto orden en el mundo.

Siempre aprovecho lo mejor que puedo mi tiempo antes de cualquier reunión entrenando el cuerpo un poco, concentrándome en mantener mi frialdad y distanciamiento emocional, como siempre hacía, porque es la mejor forma de hacer negocios, con sangre fría y mente fría, más si es con los chinos.

Lamentablemente con el paso de los días, no pudimos dar con el paradero de los niños ni identificar a los culpables de su desaparición.

Los días se convirtieron en semanas, semanas en meses y así los meses corrieron a ser años, y a pesar de todos nuestros esfuerzos, no obtuvimos respuestas. Siete años después, algunos de los padres de los niños desaparecidos decidieron dejar la ciudad, me imagino que por su incapacidad de soportar el dolor y la incertidumbre que te consume al no saber que paso con tu ser amado. Otros padres, en cambio, continuaron inquebrantables en su búsqueda, aferrándose a la esperanza de volver a abrazar a sus hijos perdidos. La verdad ambas partes son dignas de apoyo.

En medio de este oscuro panorama, se fundó una organización sin fines de lucro dedicada a brindar apoyo y ayuda a las familias afectadas. A pesar de todos los recursos y el amor incondicional de los voluntarios de la fundación, nunca pudimos dar con ninguno de los niños, era como si la tierra se lo hubiese tragado.

A pesar de que a menudo me describo como una persona fría, en otro tiempo no fui así y sé que mis padres me buscaron intensamente cuando sufrí mi transformación. Quizás ese sea el motivo por el que siento la necesidad de ayudar y disponer de recursos para la búsqueda de sus hijos.

Lamentablemente con el paso de los años, los recuerdos de mi infancia se vuelven cada vez más difusos, y eso me preocupa, esos recuerdos son los que mantienen mi lado humano, el poco lado humano que aún me queda... y en ocasiones intento ordenar los acontecimientos de vi vida para no perderlos. Siempre recuerdo a mi familia pequeña y humilde, solo éramos nosotros tres. Mi padre trabajaba largas horas para llevar alimento a casa, a veces pasaban días enteros en los que no podía verlo, por causas del trabajo, eran otros tiempos, donde faltaba el dinero y las oportunidades. Sin embargo, en casa no faltaba la comida y cuando regresaba a casa, dedicaba tiempo a jugar conmigo y crear preciosos recuerdos juntos. En ocasiones, nos reuníamos con la familia de Isabela y celebrábamos festividades como una sola familia, es por eso que nos conocemos de toda la vida, uff y que larga vida. A medida que crecíamos, la amistad de nuestras familias se fortaleció, y el amor y el sentido de familia seguían siendo una parte fundamental de nuestras vidas, hasta que crecimos… crecimos y todo cambio…

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