LA AMANTE VIRGEN. CAPITULO 22. Las horas más oscuras
LA AMANTE VIRGEN. CAPITULO 22. Las horas más oscuras
De su boca solo salía algo parecido a un jadeo ahogado, pero en realidad solo era un intento desesperado por respirar. Sus ojos no se apartaban de aquellas cicatrices mientras con sus manos sostenía las de Charlotte, como una de esas imágenes terribles que te destrozan pero que no puedes dejar de ver.
El remordimiento pesaba como una losa sobre los hombros de Blake, ni en sus peores pesadillas había imaginado jamás que ella pudiera hacer algo como aquello: intentar… intentar quitarse la vida…
—¡Por Dios, Charlie! —sollozó con desesperación.
No podía soportarlo más. Había llegado al punto en el que sentía que su alma se desgarraba por dentro, y no había forma de liberarse de ese peso, ni siquiera pidiéndole perdón. No supo en qué momento cayó de rodillas frente a ella. La mirada en sus ojos era intensa y llena de dolor.
—¡Lo siento, mi niña, lo siento tanto! ¡Por favor perdóname! —suplicó Blake ahogado en llanto—. Necesito que sepas