UGPEM. CAPÍTULO 5. Un gravísimo error
CAPÍTULO 5. Un gravísimo error
Una semana antes.
Max estaba sentada en la cama de su celda, con los codos apoyados en las rodillas y pensando por milésima vez en todo lo que había pasado. Llevaba seis meses en la cárcel, ninguno de los pocos compañeros que le quedaban del ejército había ido a verla, así que se sorprendió cuando le anunciaron aquella visita.
—Teniente Jhonson. ¿Me regala un minuto? —preguntó el General Morrison y ella solo elevó los ojos para verlo a él y al hombre que lo acompañaba.
—Gracias a usted, tiempo es lo que me sobra —replicó ella acercándose a la reja.
—Me alegro, porque vengo a proponerle un trato.
—No estoy de humor para tratos, gracias —respondió Max mientras volvía a sentarse en la cama.
—Mire, Teniente, lo siento mucho por todo lo que ha pasado...
—¿Ah, sí? ¿Y qué parte exactamente le duele? ¿El hecho de condenarme sabiendo que era inocente, o el de que es posible que Alcott masacre unos cuantos equipos más por su incompetencia?
Morrison suspiró y se sen