UGPEM. CAPÍTULO 86. Nuestro pequeño milagroMax sentía tanto miedo que ni siquiera era capaz de describirlo.—No.... Liam, no puede ser, faltan dos semanas, ¡a nuestro bebé le faltan dos semanas! —exclamó y él tomó sus manos con un gesto decidido.—Tranquila, amor, tranquila, es normal que las mamás primerizas se adelanten o se atrasen, tranquila, todo va a estar bien... —le aseguró aunque él mismo se estaba muriendo de miedo.—Nos vamos a ir a la clínica ¿verdad? ¿Verdad que sí? —preguntó ella angustiada y Liam la estrechó entre sus brazos.—Sí, por supuesto, pero dime una cosa: ¿Te duele? ¿Ya tienes contracciones?—Tú de verdad estuviste leyendo mucho estos meses —suspiró ella—. No, todavía no me duele nada.—Bien, entonces todavía tenemos mucho tiempo —le sonrió con dulzura—. Vamos a darte un baño para que te relajes y luego nos vamos a la clínica, ¿de acuerdo?Max asintió, un poco asombrada del control que él tenía cuando ella, que era la más experimentada en situaciones crisis, e
UGPEM. CAPÍTULO 87. Una propuesta de negociosLiam la besó en los labios y la miró con tanto cariño que Max se derritió.—Yo te amo Max, los amo a los dos. Y no importa lo que tenga que hacer, los voy a proteger siempre, te lo prometo —susurró pegando la frente a la suya.Por desgracia hay promesas que por más que lo intentemos, no son tan fáciles de cumplir. Promesas que se deben romper aunque de paso nos rompan el corazón en el proceso, pero la verdad era que ni Liam ni Max podían imaginar lo que en ese mismo instante se estaba fraguando contra ellos.Para comprenderlo debemos volver unos meses atrás, al momento en que Garret Grissom vio cómo el trabajo de su vida era destrozado completamente por Cassian Wolf. Era cierto que la compañía Grissom cotizaba en la Bolsa y que cualquiera podía comprar acciones, pero la mayoría de ellas siempre había pertenecido a la familia. Ni por asomo Garret imaginaba que su hijo podía haber adquirido una parte tan significativa como para disponer del
UGPEM. CAPÍTULO 88. Recuerda lo que te enseñéCuatro meses despuésPara Liam no había existido nada más emocionante en el mundo que llevarse a su mujer y a su hijo a casa. El pequeño Dereck se parecía mucho a él, y cuando tenía hambre era igual de chilletas y demandante que su padre.Los primeros meses fueron una experiencia inolvidable para los dos. Liam pasaba mucho tiempo balanceando a Dereck en los brazos, cantándole canciones, y hablando con él con un tono dulce y amoroso. Le leía libros para bebés a su hijo antes de acostarlo cada noche, y siempre se sentaba junto al sillón donde Max lo mecía hasta que se dormía.Ella, por su parte, adoraba a su hijo y cada vez que lo miraba se sentía orgullosa. Amaba a aquel niño más que a nada en el mundo. Liam y ella eran un equipo increíble como padres y disfrutaban de cada minuto juntos como una familia.—Creo que deberíamos inscribirlo —le dijo a Max uno de esos días.—Eso es arriesgado —murmuró Max.—¿Más arriesgado que viajar con él sin
UGPEM. CAPÍTULO 89. ¡Elije!Para el coronel Alcott, Max estaba muerta y bien muerta. Su mano derecha, Priscila, le había dicho que así era, le había entregado aquella fotografía, así que no solo él, sino tanto ella como Travis parecían muy sorprendidos.—¡¿Qué diablos es esto?! —rugió Alcott mientras los miraba y Priscila negó desesperada.—¡Estaba muerta...! ¡Te juro que la matamos! —exclamó la mujer, sabiendo lo peligroso que era fallarle al coronel.—Yo la dejé en un basurero —replicó Travis y Alcott no tuvo más opción que priorizar.Estaba allí por Liam Grissom y sus ochocientos millones, pero saber que Max estaba viva era otro asunto, uno que tenía que resolver lo más pronto posible. Le dio una orden a sus hombres y muy pronto Max era puesta de rodillas con las manos atadas a la espalda con unas esposas plásticas, porque obviamente ella era que consideraban más peligrosa.Liam apretó los labios mientras ponían un arma contra su nuca y la mujer extendía los brazos para quitarle al
UGPEM. CAPÍTULO 90. Te enviaré sus pedazos uno a unoLiam sentía aquella opresión insoportable en su pecho, pero podía ver la determinación en los ojos del coronel; sabía que no había forma de salir los tres de ahí vivos.Se aguantó las lágrimas de impotencia y miró a Max por un segundo arrodillada a su lado.—¡Elije! —exclamó Alcott y Liam tendió las manos hacia la mujer para que le entregara a su hijo.Lo cargó con ansiedad, apretándolo contra su pecho y Liam pudo ver el alivio y el agradecimiento en los ojos de su esposa. Max sabía cuál sería su elección, y también sabía que Liam regresaría por ella.—Bien, entonces la teniente Jhonson se quedará conmigo —declaró Alcott—. Si me entregas el dinero, te garantizo que te la devolveré viva. Pero si me traicionas o intentas engañarme... —su voz se convirtió en un susurro amenazador—, mataré a Max y te enviaré sus pedazos uno a uno. ¿Entendido?Liam asintió con los dientes apretados y luego se agachó junto a Max.—Voy a resolver esto pron
UGPEM.CAPÍTULO 91. Ese hombre no deja cabos sueltos—Resulta que Max no estaba muerta —comenzó a explicar Liam con una voz temblorosa por el agotamiento y el miedo—. Logré encontrarla, Max no estaba muerta.—¿Y el niño? —preguntó Cassian—. Porque es... niño ¿verdad?—Es nuestro hijo, Dereck —le dijo Liam—. Cuando nosotros nos separamos, Max estaba embarazada y yo lo desconocía hasta la encontré. Estuvimos escondidos todo este tiempo... pero nos encontraron.Cassian se mesó los cabellos y respiró hondo.—Necesito una cerveza para esto —declaró dirigiéndose al minibar y sacando algo de beber—. Ahora sí, cuéntamelo todo.Por media hora Liam estuvo explicándole aquel complicado entramado de muertes, intrigas, robos, y traiciones. Cassian lo escuchaba y de cuando en cuando miraba al bebé, que estaba ya llorando por toda la tensión que su padre le transmitía aún sin querer.—A ver dámelo o se va a enterar todo el hotel de que están aquí —gruñó quitándole al bebé y empezó a mecerlo con suavi
UGPEM.CAPÍTULO 92. Un juramento hasta la muerteLiam apretó los dientes con impotencia. ¡No podía creer lo que estaba pasando!—¡Tiene que haber otra solución! ¿No puedes sacarla antes de que hable con Alcott? —preguntó Liam con desesperación."No, no puedo", replicó Travis. "He estado pensando qué hacer si esto sucedía, y tengo un plan... o eso creo, pero si Alcott se hace con ochocientos millones de dólares entonces todos estamos perdidos".Liam golpeó furiosamente la pared más cercana, pero tenía que confiar en Max y sabía que ella podía salir de cualquier cosa.—¿Qué tengo que hacer? —gruñó."Primero, necesitamos que te niegues a pagar el rescate", dijo Travis. "Estamos completamente rodeados de enemigos, nuestra única esperanza es que Alcott crea que no obtendrá nada. Así que pon a salvo a tu hijo y tu dinero y desaparece hasta que nosotros logremos escapar".—¿Cómo voy a encontrar a Max de nuevo? —preguntó Liam, con los ojos brillantes de miedo."En una semana, en una semana est
UGPEM. CAPÍTULO 93. Si no sabe quiénes somos...Alcott rugió con furia, porque sabía que con esa cantidad de dinero y ahora prevenido, Liam Grissom podía cambiar su nombre y el de su hijo y desaparecer.—¿Sabes qué? —dijo con una sonrisa cruel—. A tu marido no lo puedo matar todavía... pero a ti sí —continuó mientras sacaba su pistola y la acercaba a la cabeza de Max—. Y luego perseguiré a Liam y a tu hijo hasta encontrarlos.Los ojos de Max se cristalizaron, pero no hizo ni un solo movimiento.—¡Espera...! —Alcott escuchó la voz de Travis detrás de él—. ¿Qué vas a hacer?—¿Qué voy a hacer? —dijo Alcott con una sonrisa retorcida—. Voy a matar a esta perra y luego voy a ir a explicarle al imbécil de Garret Grissom por qué tengo que entregarle a su estúpido hijo en un ataúd si es que quiere su dinero de vuelta.Max abrió mucho los ojos dándose cuenta de lo que aquello significaba. Siempre había creído que Alcott la perseguiría para silenciarla, y le había causado curiosidad que en lugar